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Eras un destello de luz en una gama de grises, incapturable para mí cámara, mas, sin embargo, perfectamente tentador para atraparlo con mi corazon.
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Narra Moon
Que envidia
¿Por que los vampiros se privan de las heladas nocturnas y de como tus dientes rechinan cada dos por tres?
Miraba de reojo a Yoko mientras mi boca expulsaba vapor como un dragón, ella caminaba sin preocupaciones, lo cual me hacia sentir un potente sentimiento de resentimiento, que gradualmente subía al avanzar por el bosque.
Los vampiros no sentían el frio, ni las repercusiones de estar desabrigada a altas horas de la noche.
— Deja de mirarme así.
— Tu tienes la culpa, ¿Por que tienes un super poder tan genial? Ya quisiera no sentir yo este frío del demonio — refunfuño.
— Seamos honestas Moon, la única culpable eres tú.
— ¿Yo? ¿por que?
— ¿A quien se le ocurre salir con solo un chaleco a mitad de la noche? Llamas gritos un resfriado— ya estaba acostumbrada a ser sermoneada por mi segunda madre, es decir: Yoko. Sin embargo, existían ventajas, como por ejemplo que me cuidaba y mimaba de igual forma, pues al siguiente instante yacía en mis hombros su chaqueta.
