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El familiar sonido de una puerta abrirse y luego la luz iluminó el lugar, dejando ver que todos estaban arrinconados unos con otros, en estado de alerta. Los habitantes compartieron una mirada mientras Teresa abría la escotilla lentamente, siendo la primera en salir al exterior.
Todos la siguieron, porque realmente no había otro lugar a donde ir y nadie quería regresar arriba. Al salir al exterior, se dieron cuenta de que era un largo pasillo, como el sótano de un hospital con tubos en las paredes.
De repente, todas las luces empezaron a prenderse una por una, con un repetitivo sonido de interruptor. Iluminando todo el pasillo, hacia ambos lados. Miraron hacia el frente, pues las luces seguían prendiéndose en esa dirección y luego se miraron entre ellos.
────. ¿Y ahora? ──── murmuró Sartén dudoso.
────. No lo sé, Sartén, ¿quieres sentarte a hablar sobre cómo te sientes? ──── Rosalind rodó los ojos obvia, tomó la mano de Chuck y fue la primera en avanzar hacia adelante. Escuchando las risas en voz baja de los demás.
────. Me agradabas más cuando fingías que no morías por Minho ──── masculló Sartén entre dientes, ganándose una mala mirada por la pareja.
El camino fue silencioso, además de esa pequeña discusión nadie tenía nada más que decir. Junto a Rosa y Chuck, iba Thomas, y detrás de ellos, Minho, Newt y Teresa. Luego todos los demás.
El gran pasillo terminaba con una puerta, que tenía sobre ella la palabra "salida".
────. ¿Es en serio?
────. Tan de película de terror ──── se quejó la rubia, aferrándose al brazo de su novio cuando Thomas avanzó para abrir la puerta.
Aunque, pensándolo bien, ¿qué podría ser peor después de todo lo que habían vivido ya?
Una vez abierta la puerta, pudieron ver con asombro lo que quedaba de un especie de laboratorio, con cuerpos de científicos por todos lados y alarmas, al igual que luces rojas que parpadeaban.
Siguieron avanzando, intentando no ver los cuerpos que estaban por todos lados, en el piso, contra la pared, literalmente en todos lados.
Pasaron por una habitación que tenía una ventana, por la que pudieron ver otros dos cuerpos, pero esos se encontraban tapados por sábanas blancas y no parecían ser víctimas de la masacre de los científicos.
La idea cruzó la mente de Rosalind fugaz como un rayo. ¿Y si eran Ben y Alby? ¿Y si los Penitentes los llevaban ahí? Desearía que fuera así, de cierto modo, desearía tener tiempo de comprobarlo.
