❝𝗡𝗼, 𝗻𝗮𝗱𝗮 𝗯𝘂𝗲𝗻𝗼 𝗰𝗼𝗺𝗶𝗲𝗻𝘇𝗮 𝗲𝗻 𝘂𝗻 𝗰𝗼𝗰𝗵𝗲 𝗱𝗲 𝗲𝘀𝗰𝗮𝗽𝗲.❞
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𝐉𝐊┊Sim Jake es un joven universitario que siente no tener control en su vida debido a las decisiones que toman por él. Cuando descubre que su padre lo comprom...
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Era un completo idiota. Lo sabía. Siempre lo había sido.
Nunca descubrí la manera de expresarme correctamente y por ende, tampoco descubrí la manera de hacer las cosas de una forma correcta. Era como si cada cosa que hiciera estuviera destinada al fracaso, aún si mis intenciones eran buenas.
Cuando le platiqué a Sunghoon sobre lo que pensé, no fue con la intención de terminar en una pelea o en hacerlo enfadar. Realmente quería hacer algo por él. Lo conocía, si él gustaba de Jihyun, sabía que no intentaría hacer nada con ella por sus principios y creencias, entonces pensé que si le dejaba en claro mi posición y que a mí no me pasaba nada con Jihyun, quizás se atrevería a intentar algo. Por supuesto que si eso pasaba, inevitablemente, sería ventajoso para mí; sin embargo, ni siquiera pensé en eso al momento de decirlo... o quizás sí, en el fondo.
La realidad era que no estaba seguro. No estaba seguro de nada. No estaba seguro si él realmente gustaba de Jihyun, pues su respuesta fue vaga, tampoco estaba seguro sí quería que algo sucediera entre ellos y, definitivamente, no estaba seguro de querer continuar con Yumin a espaldas de Jihyun. Supongo que no estar seguro era el problema y me hacía decir cosas tontas.
Todo era confuso y complicado y comenzaba a sentir que me estaba convirtiendo en una persona que ni yo mismo reconocía. En alguien desagradable, egoísta y oportunista. No quería ser así; sin embargo, tampoco quería seguir siendo el chico que se quedaba callado y no hacía nada para obtener las cosas que quería.
Quería felicidad y libertad, quería poder tomar decisiones en mi vida sin que nadie opinara al respecto o me diera todo un argumento de porque no debería hacerlo, quería equivocarme, arrepentirme y aprender de ello. Quería vivir la vida a mi manera, pero no podía hacerlo, porque si me arriesgaba, todos creerían que estaba cometiendo el mayor error de mi vida.
Siempre se quejaban de mí, por todo. Decían que era un inmaduro, un egoísta, egocéntrico, obstinado, consentido, celoso. Nunca estaban conformes conmigo, siempre había algo malo y cada vez que escuchaba eso, la única pregunta que rondaba mi mente era: ¿Acaso me dieron la oportunidad?
No, claro que no. Se quejaban de mí, pero jamás me dieron la oportunidad de madurar, de compartir, de equivocarme y aprender, de humillarme a mi mismo y avergonzarme, de enseñarme a como dejar de ser así. Era como si esperaran que aprendiera todo eso con solo cumplir lo que ellos decían.
Mis padres constantemente esperaban más de mí de lo que podía ofrecer, mis amigos nunca esperaban nada y las personas en general siempre dudaban de ni capacidad para hacer cualquier cosa. Era agotador y sofocante. Que todas las personas que te rodeaban siempre estuvieran juzgándote por la mínima cosa que realizabas.
