Brother's best friend. - SukuFushi

2.-

Megumi salió de la habitación con la sudadera puesta. Fuera de la habitación se encontró con Sukuna, el cual no pudo apartar la mirada de las prendas de este.

- Estoy listo. - dijo el pelinegro.

- S-si, dame un segundo. - el otro chico volvió a entrar a la alcoba, donde tomó otra de sus sudaderas y arregló su cabello. - Bien, ya vamos, Yuji esta esperando abajo.

Ambos bajaron las escaleras hacia la planta baja. Fushiguro creía que el pelirrosa no se había dado cuenta que tomó su ropa, ya que la de él también era de color negro. Ahora pensaba no devolverla, era cómoda, suave, grande y con un relajante olor a lavanda y ¿vainilla?, ¿canela? Algo así.

Sin embargo, el chico si se dio cuenta, tanto que le costaba no prestarle atención a como se veía su ropa en él. Al ser más alto, la sudadera le quedaba bastante larga, más de lo que la ropa de Megumi es normalmente.

- ¿Ya están listos? - preguntó Yuji al verlos llegar al primer piso.

- Sip. Ya podemos irnos. ¿Supongo que yo conduciré? - preguntó Sukuna a su hermano.

- Si hermanito, eres el conductor designado. Nada de alcohol para ti. - dijo pasándole las llaves y sacándole la lengua.

Salieron todos fuera, camino al auto de los Itadori. Yuji estaba extrañamente emocionado y motivado por asistir a esa fiesta, tanto que su entusiasmo se le hacía extraño a Megumi.

Megumi corrió los últimos pasos para ganar el asiento de copiloto, al ver a su amigo distraído en su teléfono, al llegar al auto oyó sus reclamos a su espalda, simplemente se rió y subió. Los hermanos imitaron su acción. Sukuna encendió el auto y comenzó a conducir.

- De vuelta, me toca ir a mi ahí Megu. - refunfuñó el pelirrosa desde el asiento trasero.

- Si, si, como digas. - rodó los ojos el pelinegro.

- Entonces, solo estaremos una hora, ¿si? - habló el conductor. - Trata de no beberte todo el alcohol que puedas en esa hora, por favor, o te dejaremos allí.

- Veamos que sucede en la fiesta. No prometeré nada.

Nuevamente la incomodidad de Megumi regresó con esas palabras. Ahora realmente cree que no debió aceptar a venir. Pero ya era tarde, ya están bajando del automóvil.

La casa de Aoi Todo era enorme. Tenía dos plantas con muchas ventanas, un hermoso jardín y un patio espacioso con una gran piscina. Al entrar, se oía música y la gente estaba reunida por aquí y por allá.

Rápidamente el anfitrión los encontró, saludándolos y llevándolos junto a un grupo de gente reunida en la terraza. Algunos sentados en el suelo y otros en sillas y un par de sofás.

Allí habían más amigos de los chicos. Estaban Toge, Nobara, Maki, Mai, Miwa, Yuta, Kamo, Nishimiya y Kokichi, además de otros chicos que no conocían.

- ¡Hola! - saludó Yuji enérgico.

- Hola a todos. - saludó Fushiguro.

- ¡Megumi! - Kugisaki se levantó para saludarlo con un abrazo. - Pensé que no vendrías. Que bueno que estés aquí, bebe con nosotros.