CAPITULO 4

274 16 1
                                        

LEWIS

— ¿¡QUÉ CARAJOS ME ESTAS DICIENDO GUÍA INFERNAL!?

Recuerdan cuando dije que me dejaba guiar en gran parte por la antes mencionada, pues, me arrepiento totalmente.

—Mira mocoso, te calmas o te calmo— Amenaza mientras se quita los lentes de sol—Es tal y como te dije.

—Haim, ser un estúpido mandilón con delirios de mojigato frígido y cachón no esta entre mis deseos— La veo tomar su malteada y comer las asquerosas oreos, me ignora descaradamente.

Estoy harto de esta mierda, desde que llegue a este mundo mi vida parece tener un maldito propósito bien definido: Ser un militar, enamorarme, que me engañen, volverme basura humana y terminar echando por la borda todos mis principios para volverme el peor ser humano que ha parido esta saga.

Bueno yo no diría el peor, no olvides al italiano loco— "Por favor, hasta ese es más popular que yo tiene su propio fandom y todo" — ¿Cómo sabes eso? — "Descubrí que Haim habla de mas cuando esta borracha" —ah.

El punto es que agradecí desde lo mas profundo de mi alma a quien fuera, por darme otra oportunidad, esta vida resulto ser agradable; mis padres no me desprecian y aquí pude conocer a mis hermanas. Por si fuera poco, nací en cuna de oro, nunca me falto nada, pude forjarme un camino pavimentado y recorrerlo con buenos zapatos. Verdaderamente creí que podría tener una buena vida hasta que un día apareció Haim, bueno, en realidad siempre había estado allí, su presencia no pasaba desapercibida, en todo caso, nunca habíamos tenido un contacto tan directo como aquel día.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

MEMORIAS

Me habían castigado, al parecer a Martha no le había hecho nada de gracia encontrar a su primogénito comiéndose el pastel del cumpleaños número dos de su segunda hija. Ahora me encontraba en mi habitación sentado en el barandal del balcón, observando la luna. Los maullidos a mi alrededor me sacan de mi embelesamiento, hay unos 5 gatos a mi alrededor los cuales son la causa de la baja en las latas de atún en la cocina. Todos y cada uno de ellos esperan.

—Mininos hoy nos toca aguantar hambre— Sueltan en conjunto un maullido desesperanzador como si me entendieran— Aunque, no es como si yo me rindiera fácilmente ¿cierto? — Miro los metros de caída y pienso en los daños que me causaría hacer algo estúpido, ¡Qué va!, no es como si me importara romperme unos cuantos huesos, estoy a punto de lanzarme cuando los maullidos me detienen al girarme me encuentro con los gatos bajando por lo que parece ser una enredadera, ¿Desde cuándo está ahí?, en fin, sin pensarlo mucho me acerco a lo que parece ser una bajada más segura y me deslizo hasta tocar el césped del jardín con los gatos restregando sus esponjosos cuerpos a mis pies, le echo una mirada al perímetro al parecer nadie me ha notado, así que corro hasta donde sé esta la puerta de servicio que da directamente con la cocina, una vez dentro trepo por los amplios mesones de mármol hasta las despensas muy bien equipadas tomo diez latas de atún las envuelvo en trapos de cocina improvisando una mochila, bajo sin dejar cabos suelto y antes de irme tomo del refrigerador una caja de leche y otra de té.

Camino por el sendero que lleva directamente al lago artificial, es un lugar olvidado por la familia, Martha está planeando destruirlo para construir un chalet y así poder realizar reuniones frívolas con otras esposas florero. Me siento en la hierba fresca en tanto abro las latas de atún para los muertos de hambre que aun no se me despegan. Todo permanece en total plenitud con el sonido del viento y el reflejo de la luna sobre el lago, sin poder detenerme me arrojo al lago, mi cuerpo cae en lo profundo de él, la oscuridad, el frio y el silencio me reciben, mi pulso se acelera, se me atasca una fuerte sensación de incomodidad en el pecho y mis miembros se mueven con desesperación, lucho internamente con las respuestas de mi cuerpo ante la situación, trato de relajarme, cierro los ojos.

—Tienes miedo, mocoso. — ¡Hay está! soy arrastrado hasta la superficie y dejado en la orilla del lago.

—Eres estúpido muchachito, vamos abre los ojos, sé que no estás inconsciente — Mis ojos y los suyos se encuentran, me detalla a conciencia y me dedica una sonrisa— Te vas a resfriar bebé. Es mejor que regreses, aún te queda un largo camino que recorrer.

—Podrías dejar de decir eso, mejor explícame ¿Por qué siempre me estas vigilando? ¿Quién eres? O mejor dicho ¿Qué eres? —digo mientras me siento.

—Si tanta curiosidad tienes ¿No era mejor preguntarme cada que me sentías cerca? — Suena molesta, pero su expresión es de burla total. —Por el contrario, decidiste atentar contra tu propia vida.

— Si no lo hacía, no hubieras mostrado tu muy cambiante cara— Respondo como si fuera lo mas obvio del mundo— No intentes persuadirme y mejor habla, que no tengo toda la noche.

—Escúchame bien mocoso suicida, a mi no me vas a venir a hablar como lo haces con tu madre a la que tanto desprecias. —Dice mientras jala mis orejas— O como solías hacerlo con tu padre en tu anterior vida.

— Para tu información yo no desprecio a Martha, he de admitir que no es de mi agrado, pero no la odio— Aclaro, sobo mis orejas las cuales duelen— Y al otro ser ni me lo menciones... Espera un momento, lo estás haciendo— Le apunto con mi dedo en gesto acusador.

—¿Qué cosa? —Pregunta mientras inclina su cabeza.

— No trates de hacerte la tierna que no te queda— Me levanto de mi cómoda posición —Esta bien, no hables ahora se que tarde o temprano lo harás. Me voy, no tengo la más mínima intención de resfriarme por tu culpa.

—¿Mi culpa? Yo no te arroje al lago— gruñe ofendida. — No es mi culpa que acabaras hecho sopa.

—Lo es, y lo sabes— No espero su respuesta pues le doy la espalda para poder marcharme, no miento cuando digo que no quiero resfriarme, odio enfermarme.

No obstante avanzo siete pasos cuando ya estoy regresando sobre mi eje, sigue allí mirándome como quien nunca ha visto una guacamaya le extiendo el te que recién me robe, ella lo toma sin mediar palabra. Le saco la lengua y me voy.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

LEWIS

— ¿Recordando el pasado, Mocoso? — La pregunta me enfoca otra vez— Mira, se que suena injusto lo que te estoy pidiendo, pero te aseguro que una vez que acabes podrá seguir con tu vida como lo vienes haciendo hasta ahora.

—¿Es completamente necesario? — Se la respuesta a la pregunta, sin embargo, espero una negativa desde en fondo de mi... lo que sea que habite en el fondo.

—Si— Me detalla y sonríe en apoyo— Tienes que ser el novio de Rachel James.

¿Por qué? Carajo ¿Por qué? Quien sea que me este escuchando, se que fui la peor escoria toda mi pasada vida, pero ¿Qué acaso no había saldado mis deudas ya? La respuesta al parecer en un rotundo NO.

B: Marca RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora