Clan Verstappen 1° [CHESTAPPEN]

9

El primer vistazo de Max a su novio fue confuso para él. Era como si el doncel con el que había pasado un breve período de tiempo la noche anterior fuera alguien completamente diferente a este doncel parado en el pasillo donde se casarían.

Se detuvo en la entrada, observando lo que sucedía, pero su concentración estaba centrada en Sergio.

Estaba adornado con un traje más fino que cualquier cosa que hubiera visto incluso en la corte. Azul intenso, intrincadamente bordado, y el material caía en capas precisas desde su cintura. La parte superior, aunque modesta, llamaba la atención sobre la exuberancia de sus curvas , curvas por las que se sentía culpable por desear.

Su pelo castaño, estaba parcialmente elevado, recogido en una masa sobre su cabeza, pero el resto caía hasta sus hombros en ondas de seda. Sergio era hermoso, pero faltaba algo. Su chispa. La que había presenciado la noche anterior. Parecía... como si estuviera en cualquier otro lugar menos allí. Tenía una expresión distante y vacía en el rostro, y nada de lo que sucedía a su alrededor parecía registrarse.

Parecía cansado, derrotado y... asustado.

Y el odió eso. Le enojó y ni siquiera sabía por qué. Lo último que quería era que Sergio tuviese miedo. Sacaba los instintos de protección que, con toda seguridad, no debería tener por ningún Pérez. Pero ahí estaban. Estaba listo para pisotear y poner en su sitio a lo que estaba causando su estado de ánimo actual.

Se detuvo un poco más, viendo como la actividad aumentaba en preparación para la boda. Sergio estaba en silencio junto a su madre, con las manos agarradas delante de ella. Mientras lo estudiaba más, se dio cuenta de que no era el miedo lo que la había atrapado. Sergio esta simplemente... inconsciente.

Eso hizo que frunciera el ceño. ¿Estaría dividido entre días buenos y días malos? ¿Ganaba y perdía lucidez aleatoriamente? ¿Estaba afligido por una enfermedad de la mente que causaba cambios drásticos en el comportamiento?

Sin duda podría explicar la rareza de su comportamiento con él el día anterior. La inquietud se apoderó de él cuando una vez más se dio cuenta que esta alianza era en esencia una sentencia de muerte. En lugar de ser un esposo, se le asignaría el papel de cuidador. Él lo protegería y se aseguraría de que lo cuidaran, pero nunca sería su esposo.

Nadie nunca le recriminaría estar con otro doncel o una mujer cuando estaba casado con alguien como Sergio. Nadie lo pensaría dos veces, dado que Sergio ciertamente no era capaz de cumplir con sus deberes en ese sentido. Pero no estaría bien para él. Era deshonroso y no era culpa de Sergio ser como era. No podía traicionarlo de esa manera. O deshonrarlos a ambos.
Sería fiel a un doncel con el que nunca intimaría, y su futuro sería un infierno sombrío.
Su mirada recorrió el pasillo una vez más, y luego regresó a Sergio, quien aún estaba en el mismo lugar. Tan inmóvil y sereno como si estuviera en otro lugar completamente diferente.

Pero luego su mirada se movió, se encontró con la de él, y su actitud cambió por completo. Sergio sonrió. La luz entró en sus ojos. Su cara cobró vida con color y vitalidad. En ese segundo, Sergio estaba aquí. En la sala. Mirando hacia él, su aspecto de inconsciencia desapareció por completo.

Pensando en evitar otro encuentro donde Sergio se precipitaría y comenzaría a aplastar sus labios en un esfuerzo por hacerle hablar, él se adelantó. La madre de Sergio levantó la vista, sus ojos brillaban alarmados. Su brazo rodeó inmediatamente a Sergio, pero Sergio se movió y dio un paso adelante, sonriéndole todo el tiempo.

Max hizo una reverencia cortés a Lady Pérez y luego se volvió hacia Sergio justo cuando él extendía su mano para tocarlo. En el brazo esta vez.

Solo un simple toque, pero en ese pequeño gesto había mucho más. Sergio dejó sus dedos en su brazo desnudo, una señal de... confianza. Inclinó su barbilla para poder mirarlo, y sonrió aún más, sus ojos azules brillando con lo que parecía ser una clara muestra de felicidad.
Deseoso de complacerlo, habló, sin más motivo que el de no querer que Sergio le suplicara que hablara con él .