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—Debemos hablar— dijo Max a Daniel y Liam mientras se acercaba a ellos en el patio.

Daniel bajó su espada y se alejó de Liam antes de envainarla en la funda de cuero que colgaba de su costado. Liam agitó su mano para despedir al grupo de hombres con los que habían estado entrenando, y luego los dos hermanos se cerraron alrededor de Max.

—El clan no está contento con tu dictado — murmuró Liam. —Pocos simpatizan con la perra Pérez.

Las fosas nasales de Max se expandieron y habría ido por su hermano, pero Daniel se interpuso entre ellos, poniendo sus manos en el pecho de Max.

—Él no lo llamó así, Max. Solo estaba repitiendo lo que muchos han dicho después de despedir a las mujeres y donceles de la fortaleza.

—No hables de Sergio de esa manera, independientemente si estás repitiendo las palabras de los demás— espetó Max.

Liam levantó sus manos. —Simplemente te estoy diciendo que hay muchos descontentos. Sienten que estás siendo desleal con tus propios parientes al aliarse con el doncel Pérez.

—Él tiene un nombre— gruñó Max. —Y ya no es Pérez. Él es un Verstappen.

Daniel suspiró.

—Sí, lo sabemos. Estamos de tu lado. Pero no puedes ignorar lo que se dicen porque te ofende. No puedes hacer que el clan acepte a Sergio, no importa cuánto lo desees. Puedes decirles cómo deben actuar. Puedes decirles lo que deben decir. Pero no puedes obligarlos a aceptar a tu esposo, porque no puedes cambiar lo que está en sus corazones. Y lo que hay en sus corazones es odio.

Max suspiró. Sabía lo que su hermano decía que era verdad, y eso lo frustraba.

—Si puedo aceptarlo, ¿por qué ellos no pueden? Sus familiares son responsables de la muerte de mi padre. Son responsables de la pérdida de la vida de nuestros hombres del clan, y sin embargo, sé que no puedo responsabilizar a un doncel por los pecados de su padre más de lo que podrían responsabilizar a Victoria por las vidas de los Pérez que hemos tomado.

—Sí, pero supones que brindarían la misma cortesía a Victoria—dijo Liam con voz sombría. — No todos piensan como tu Max. No todos tienen tu lógica. Puedes ver la situación y decir que el doncel no tiene la culpa y no debemos obligarlo a pagar por los pecados de su familia. Pero los demás solo ven al enemigo y sus pensamientos se convierten en venganza.

—Él no es tonto—dijo Max, frustrado con el curso de la conversación.

Daniel alzó una ceja. — ¿No? Tenía mis dudas ¿Entonces porque su clan lo cree y por qué nunca los ha corregido?

— Sergio es sordo

La mirada de Liam se agudizó. —¿Sordo? ¿Él no puede escuchar? ¿Cómo sabe entonces qué es lo que estamos diciendo? Entendió los insultos que las mujeres y los donceles le estaban lanzando para ponerse tan furioso como para empuñar la espada.

Daniel sonrió. — Un pequeño gatito feroz balanceando una espada. Eso fue un espectáculo para la vista.

— Sergio lee las palabras que se forman en nuestros labios—explicó Max— Es extraordinario si lo piensas. Perdió la audición como resultado de su accidente, pero no su ingenio.

—Todavía no explica por qué perpetúo el engaño, —dijo Liam.

Max relató la historia que Sergio le había contado, sobre cómo trató de huir del matrimonio con Lewis Hamilton solo para verse obligado a casarse con Max.

Daniel y Liam fruncieron el ceño cuando Max terminó. Entonces Liam negó con la cabeza. —Fue bastante inteligente por parte del doncel, aunque sea un poco extremo.

—No es tan extremo si le impide caer en las manos de un hombre que sabía que lo iba a maltratar —murmuró Daniel. —Piénsalo fue a su padre con sus miedos y él los descartó. Tal vez deseaba demasiado la alianza para dar crédito a lo que él decía. O tal vez él solo pensó que era demasiado temeroso y que una vez acostumbrado a la idea lo aceptaría. Pero está claro que pensó que no tenía otra opción.

Max asintió.

—No quería continuar el engaño, pero tenía miedo de mi reacción. Pensó que era amable con él porque creía que era tonto y que ya no lo miraría como alguien digno de lástima y que lo despreciaría por su herencia.

— ¿Y eras amable con él porque pensabas que era tonto? —Preguntó Daniel.

Max vaciló. — Al principio, sí. Sentí simpatía por él incluso cuando sentía frustración por haber sido forzado a casarme con un doncel que nunca podría ser un esposo para mí. Estaba enojado, pero también sabía que no podría estar enojado con él .

—Pero no ahora, —comentó Liam.

—No, no ahora. Sergio es especial. No puedo explicarlo, pero no me arrepiento de nuestro matrimonio.

Daniel dejó escapar el aliento. —Tienes un camino difícil por delante, hermano. No será fácil para él ganarse el favor de nuestro clan.

—Sí, lo sé. Pero tú y Liam me ayudaran en esto, ¿verdad?

Liam y Daniel intercambiaron miradas. —Sí, lo haremos, —dijo Liam. —Si quieres al doncel y estás contento con él , entonces confiamos en tu juicio y haremos todo lo posible para facilitar su camino.

Max asintió. — Agradezco a Victoria que lo acepto y se hizo su amiga. Es bueno que Victoria tenga la compañía de un doncel. No tiene muchos amigos en nuestro clan.

Liam se rio entre dientes. —Eso es porque la muchacha está convencida de que preferiría ser un muchacho.

—Llegará el día en que se casará. La tendría que preparar para eso, —dijo Max.

Daniel frunció el ceño. —No haremos lo que los Pérez se vieron obligados a hacer. No la sacrificaremos por alianzas o favores con la corona. No tenemos necesidad de ninguna y no haré que se case con alguien que la trate como lo haría Lewis Hamilton con tu Sergio.

Su Sergio. A Max le gustó el sonido. Él era suyo. Todavía no del todo, pero lo remediaría pronto.

—Victoria está feliz aquí con nosotros—dijo Liam con el ceño fruncido. —No hay motivo para que ella se vaya.

Max sonrió. —No sugerí tal cosa. Victoria todavía es joven y puede cambiar de opinión. Ella puede querer buscar un esposo y establecerse para tener hijos propios.

Daniel se rio entre dientes. —No apostaría nada sobre eso.

—Gracias de nuevo por vuestro apoyo a Sergio, — dijo en un tono más serio. — Significará mucho para Él también. Victoria ha sido la única cara amistosa que ha visto desde que llegó a nuestras tierras. Estoy decidido a cambiar eso.

—Si estás contento, entonces eso es suficiente para mí, —dijo Liam.

— ¿Quieres que compartamos todo lo que nos has contado?, —Preguntó Daniel.

— La mayoría, sí — respondió Max. —Quiero que corras la voz de que Sergio no está loco, que es sordo y que mantuvo el engaño para escapar del matrimonio con Lewis Hamilton. No queremos a los Pérez, y no, no estoy en contra de usar la antipatía de nuestro clan hacia ellos para reunir apoyo para Sergio. Si se cree que Sergio fue víctima de los Pérez y los Hamilton por igual, entonces es más probable que encuentre simpatía entre nuestras gente.

—Es un juego peligroso — reflexionó Liam. —Sergio probablemente no apreciara que se dijeran esas cosas sobre su familia.

—Es verdad—dijo Max sombríamente. —Antonio Pérez habría usado a su hijo para sus propios fines a pesar de sus deseos. Que lo amen y lo aprecien no es suficiente para satisfacer mi disgusto por ese hecho.

Daniel asintió. —Es un buen plan. Fomenta simpatía por Sergio dejando que se sepa que él es más feliz en nuestro clan que en el suyo.

—Daniel y yo hablaremos con los hombres —dijo Liam.

—Gracias. Los veré a los dos en el salón para la cena— Max dio media vuelta y caminó hacia la fortaleza, de repente ansioso por ver a su esposo otra vez.

Clan Verstappen 1° [CHESTAPPEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora