ABRIR LOS OJOS

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Después de aquello la semana me resultó interminable, por suerte no tuve la necesidad de tener mucho contacto con Hugo, la jornada laboral fue la habitual y en la redacción. Por el momento Saúl nos hizo volver a la redacción para contrastar las informaciones y sensaciones con el resto de los compañeros y compañeras que habían hecho guardia en los otros hospitales de la ciudad. Por lo visto todos llegábamos a la misma conclusión: nerviosismo generalizado entre los sanitarios y sanitarias por algún motivo que todavía desconocíamos.

En cuanto vi a Hugo supe que yo estaba en lo cierto y que aquella negativa a pasar un rato de intimidad juntos no había sentado nada bien. Cuando nos vimos automáticamente giró la cara y pasó de largo. He de reconocer que en ese momento me hice muy, muy pequeña y se me encogió el corazón. Lo único que quise fue correr tras él y decirle que ayer no me encontraba bien para justificar mi decisión y que, si quería que nos viésemos hoy no había ningún problema. Pero no, me contuve y me hice fuerte, aunque fuese un poco.

Después de unos días evitándonos y por su parte, ignorándome por suerte para mí el fin de semana llegó, parecía que eso no fuese a pasar nunca, con tanto ajetreo se me había olvidado un pequeño detalle, pero un mensaje me devolvió a la realidad y lo agradecí enormemente.

ADRI:

<< ¿Ya has pensado donde quieres cenar mañana? >>


Había vuelto a poner los pies en la tierra y me moría de vergüenza, no sé en qué clase de enajenación mental había aceptado salir a cenar con alguien que no conocía, porque no, compartir discoteca y mesa para desayunar no significa conocer a alguien. Pero a estas alturas no podía decir que no, "alea jacta est" o lo que es lo mismo: la suerte está echada. Después de la semana que me había dado Hugo creí que sería una buena forma de despejarme.

LARA:

<< La verdad es que no, he tenido mucho trabajo y no me he parado a pensarlo.

¿Alguna opción? >>


ADRI:

<< Disculpe chica ocupada. >>

<< ¿Está segura de que podrá dedicarme un hueco? >>


LARA:

<< Es su día de suerte, está apuntado en mi agenda. >>

<< Pero dejo a su elección la decisión del lugar. >>


ADRI:

<< ¿Es la primera pregunta del examen? >>


LARA:

<< Tal vez. >>


ADRI:

<< En ese caso pensaré cual puede ser el mejor lugar para poder empezar con un punto positivo. >>

<< Mañana por la mañana te digo hora y lugar. >>


LARA:

<< ¿Vas a consultarlo con la almohada? >>


ADRI:

<< Por supuesto, una elección importante no puede tomarse tan a la ligera. >>


LARA:

<< Vale, nos vemos mañana. >>


ADRI:

<< Hasta mañana. >>


La verdad es que esa pequeña conversación me hizo gracia e incluso alimentó un poco mis ganas de que llegase esa cena, que tenía pinta de que sería muy entretenida. Me resultaba muy curioso y hasta sentía un poco de adrenalina.

La mañana del sábado me la pasé limpiando mi casa de arriba abajo, fue una buena forma de tener la cabeza entretenida y ocupada en algo que no fuera Hugo o los nervios de la cena que me esperaba ese día, ya que conforme avanzaban las horas también lo hacía mi intranquilidad. Una notificación hizo sonar mi móvil, parando momentáneamente la canción que estaba sonando y que se me olvidó cuando vi de quien era el mensaje.


HUGO:

<< ¿Nos vemos hoy? >>


Me dio un vuelco el corazón, el pulso se me aceleró y los nervios se me dispararon. Después de todo lo que había pasado no me esperaba en absoluto ningún tipo de mensaje por su parte y menos, con una propuesta para vernos. Otra notificación, hizo que dejase por un momento la contestación a Hugo.


ADRI:

<< A las nueve y media en el restaurante Kurai. >>


En otras circunstancias habría tardado menos de un minuto en decirle a Adri que no podía y me habría inventado cualquier excusa para correr a los brazos de Hugo, pero no me parecía justo. Aún y así tenía muchas ganas de verle, era inevitable esa sensación de ganas que me despertaba su mensaje. Al fin y al cabo, llevábamos mucho tiempo jugando al gato y al ratón, no quiero decir que estuviese enamorada, pero tampoco era sólo un amigo.


LARA:

<< Si quieres podemos vernos esta tarde. >>


HUGO:

<< No, mejor esta noche. >>

<< Por la tarde no me va bien. >>


LARA:

<< Por la noche yo no puedo. >>


HUGO:

<< Cámbialo, no es la primera vez. >>

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