🌺Uno🐍

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HOLAAAAAA, te doy la bienvenida a mi fanfic. Esta historia tendrá comedia, momentos emotivos, drama, conflicto y en general, un bonito romance sano.

Debo confesar que me he inspirado un poco en el anime "The Dangers in my Heart", así que si han visto la serie, notarán algunas referencias. Además, admito que jugaré un poco con los celos de Iguro, pero sin llegar a la completa toxicidad jajaja.

Los capítulos no serán largos, pero no es impedimento para contarles una buena historia. Si les gusta, por favor comenten y regálenme su estrellita. Ahora, LET'S GO!!!!

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Esta historia comienza con un lejano recuerdo que los dos han olvidado, un lejano recuerdo de cuando tenían 6 años...

Era un sábado fresco de verano y hacía buen clima, muchas familias aprovecharon para salir de paseo. Fue un buen día para muchos, pero no fue del todo así para una jovencita de cabello rosa y verde.

La pequeña Mitsuri paseaba por el parque con sus padres y su hermanito menor, los cuatro iban a hacer un picnic. Aunque a mitad de camino, ella reconoció a la distancia a varias de sus compañeras de clase, quienes jugaban en grupo con varios juguetes.

Muy emocionada, la niña señaló y exclamó - ¡Mamá, papá, ahí están mis amigas!, ¿Puedo ir a jugar? -

Al escucharle, ambos adultos sonrieron y le permitieron ir, no sin antes sacar del equipaje un osito de peluche rosa. De esta forma, no se uniría al grupo con las manos vacías.

- Pórtate bien y no te alejes mucho, ¿De acuerdo? - Le dijo su madre.

- No necesitas recordárselo, nuestra Mitsuri es una buena niña - Dijo su padre.

- ¡Si! - Contestó alegremente y de inmediato empezó a avanzar.

Con forme sus pasos iban hacia sus amigas, Mitsuri comienza a imaginar lo mucho que se va a divertir con ellas y los juegos que pueden compartir. Pero su alegría se vio forzada a desaparecer, porque aquel grupo de niñas le terminó rechazando con crueles palabras:

"No quiero que toques mis juguetes", "Siempre te llevas la atención de los niños", "Tu cabello es feo", "Mis papás dicen que eres un fenómeno", "No eres normal" y "Mi mamá dijo que no jugara contigo, eres hija del diablo".

Entonces el grupo se apartó unos metros, alejando todos los juguetes y dejando a Mitsuri llorando en silencio, abrazando con fuerza su osito de peluche.

- Pero somos amigas... - Murmuró sollozando, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.

La pequeña no entendía por qué había tantas personas que la rechazaban ahora por el color de su cabello. Ella no eligió cambiarse a sí misma y sus padres tampoco lo decidieron, nada fue a propósito, simplemente ocurrió.

Lastimosamente, no todos aceptaban eso, algunos elegían creer que era una niña "maldita" y con malos padres.

Muy dolida por lo que dijeron, Mitsuri bajó la mirada al suelo, se siguió aferrando a su osito e iba a regresar con sus padres. Pero algo atrapó su atención...

De repente, el grupo gritó: "¿¡Qué haces!?", "¡Vete!", "¡NO!" y "¡Déjanos en paz!".

Extrañada de ello, Mitsuri levantó la mirada y vio a un niño pelinegro que llevaba cubrebocas, el cual pateaba los juguetes de las niñas. Ninguna de las jovencitas entendía lo que pasaba, hasta que el chico dijo con enojo:

- Ustedes la hicieron llorar, ¡Son unas idiotas! -

Por casualidad había escuchado las crueles palabras que dijeron y no pudo quedarse sin hacer nada.

- ¡Discúlpense! - Gritó enojadamente mientras seguía pateando los juguetes.

Pero el grupo de niñas, lejos de ofrecer una disculpa, empezaron a llorar con todas sus fuerzas. Al ver esto, el jovencito decidió irse corriendo antes de que se involucraran los adultos.

Sin embargo, no se marchó solo, tomó a Mitsuri de la mano y se la llevó consigo.

A pasos rápidos, la parejita se alejó del escándalo que había empezado y no miraron atrás.

Mitsuri no sabía cómo reaccionar ante lo sucedido, por eso dejó que la mano de ese niño guiara su camino. Fue extraño y complicado de explicar, pero le alegró un poco que él la defendiera.

Segundos después, los dos se detuvieron bajo la sombra de un árbol y afortunadamente, nadie les persiguió. En ese momento, ambos se miraron el uno al otro, con la respiración y los latidos acelerados tras el reciente escape.

Sin soltar la mano de Mitsuri, el niño regaló una suave caricia sobre ese cabello rosa y dijo gentilmente - Por favor, no llores, tú no eres fea, ¡Eres muy bonita! -

Escuchar aquellas palabras y sentir el tacto de sus manos, fue suficiente para consolar el corazón herido de la menor. Así que de inmediato se limpió las lágrimas del rostro con su antebrazo.

Y en el proceso, le respondió con sinceridad - Muchas gracias -, una respuesta que alegró al niño.

Tras eso, ella miró con curiosidad a este desconocido y se cautivó por algo que notó. Sus ojos eran de diferentes colores, el derecho era azul verdoso y el izquierdo amarillo como la miel.

Encantada de ello, Mitsuri abrazó su osito y dijo con un poquito de timidez - Tú también eres lindo, como el príncipe de un cuento de hadas -

Eso fue suficiente para poner nervioso al chico, por lo cual se apartó unos pasos con el rostro adorablemente sonrojado debajo de su cubrebocas.

- No me gustan los cuentos... - Murmuró con algo de pena.

- ¡Pero me protegiste, así que eres mi príncipe de ojos bonitos! - Afirmó emocionada.

Tan enrojecido como un tierno tomate, el niño bajó la mirada sin siquiera comprender el motivo por el que se sentía tan nervioso.

- Oye, ¿Por qué llevas eso? - Preguntó Mitsuri, señalando su cubrebocas.

Pero el chico se limitó a decir una mentira - Estoy enfermo -

Una respuesta que preocupó a la niña, así que le acarició el cabello y contestó - Tranquilo, te prometo que vas a estar bien -

Levantando la mirada, los dos vuelven a verse a los ojos y Mitsuri le siguió diciendo con una linda sonrisa - ¡Estarás bien, eres un príncipe fuerte! -

Se había sentido mal por haberle mentido, pero la gentileza y la sonrisa de esta chica fueron suficientes para alegrarle. Ella es como un solecito que puede alegrar a quienes le rodean.

Pero de repente se ven interrumpidos cuando escuchan la voz de los padres de Mitsuri, llamando a gritos a su hija.

Temiendo que fueran a regañarlo, el chico se marchó a toda velocidad sin siquiera decir adiós. Dejando a Mitsuri con las ganas de preguntarle su nombre, pero a su vez, sonriendo por la agradable experiencia que fue conocerlo.

Y aquel niño también se fue con una sonrisa debajo de su cubrebocas, porque hizo lo correcto al defender a esa niña de cabello rosa.

Después de ese día, los dos no volvieron a verse y los recuerdos se perdieron en lo profundo de sus mentes. Pero años más tarde, descubrirían que esta fue la primera vez que vieron a su verdadero amor 💖

FIN DEL CAPITULO 1. 

La Magia De Estar Contigo (ObaMitsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora