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Me termino de vestir y bajo hacía el salón, encontrándome con mi hermano en el sofá viendo la televisión, me observa por unos segundos antes de volver a su serie.

—Me voy con Fran, no sé a qué hora llegaré. —le hago saber, él se encoge de hombros.

—Me da igual. —eso me hace fruncir el ceño.

—Gilipollas, es por si te pregunta papá, no para que tú lo sepas. —le digo de malas, él suelta una carcajada, asintiendo con la cabeza.

Mi móvil empieza a sonar y sé que es mi mejor amigo, por lo que, ni siquiera me molesto en cojer su llamada, sólo salgo de casa, agarrando mi bolso de hombro y encontrándome con el coche de Fran en frente. Está con el teléfono pero, cuando ve que me acerco, lo deja a un lado para darme atención.

—¿Qué? —pregunto, al notar su pesada mirada encima de mí por unos segundos largos— ¿Estoy fea? —cuestiono, mirando mi ropa.

Busco su mirada y, cuando hacemos contacto visual, él niega con la cabeza con rapidez.

—No, estás guapísima, es eso. —se confiesa, haciéndome sonreír.

—¿Dónde es la fiesta? —cambio de tema, él deja de mirarme y arranca antes de contestarme.

Aún que, Fran y yo somos mejores amigos de toda la vida, siempre que me dice cosas así me pone nerviosa, también cuando me mira de más por mucho rato, es cómo si mi estómago diera una voltereta, me entran los nervios y, lo que más me avergüenza, es que son notables. Siempre se termina riendo de mí por ello, por lo que, termino un poco más avergonzada.

—En la casa de Juani, sus padres están de vacaciones, así que, lo va a aprovechar.

—Entonces, ¿estará Agustín? —pregunto, una sonrisa creciendo en mis labios.

Fran me mira de reojo y asiente con la cabeza:— Supongo, ¿por qué? —cuestiona, su tono de voz un poco más seria que antes.

—Ya sabes... Siempre te lo digo, ¿no me haces caso o qué? —frunzo el ceño, mirándolo.

—¿Cuando me hablas de él? Claro que no. —suelta— No quiero escuchar como babeas por un hombre, gracias.

—¡Se supone que deberías hacerlo! ¡Y darme consejos también! —hablo, ofendida— Eres mi mejor amigo, Fran.

¿Quieres un consejo? Aquí lo tienes: debes buscar a alguien que te valore. —deja caer, me quedo unos segundos en silencio, mirándolo mientras conduce sin él hacer contacto conmigo.

—¿Por qué dices que no me valora? —frunzo el ceño.

—Si lo hiciera, estaría contigo. —puntua— Sería él quién te llevase a la casa de Juani y yo quedaría en segundo lugar.

—Tu no quedarías en segundo lugar en la vida, eso es estúpido hasta pensarlo. —digo, subiendo mis piernas al asiento, mi vestido se sube un poco más de la cuenta pero no me fijo.

—Eso lo dices ahora porque no tienes novio pero, ¿recuerdas en tercero de la Eso? —lo escucho con atención, aún y sabiendo lo que va a decir— Te pusiste de novia con un pelotudo y me hablabas cada dos días, estabas demasiado ocupada con él haciendo salidas, las cuales no sirvieron de nada pues, cortaste con él a los meses.

—Es que, no me hacía sentir lo suficiente. —me encojo de hombros, él se ríe, sin mirarme.

—Ninguno lo hace y, aún así, lo sigues intentando. —dice, negando con la cabeza y una sonrisa en sus labios.

—¿Eso es la vida, no? Intentarlo hasta que llegué el indicado. —hablo, sin entender nada.

—¿Y qué si la ya lo conoces y todavía no lo sabes? —pregunta.

Se para en un semáforo y sus ojos buscan los míos, sus ojos brillan al mirarme como siempre, yo lo miro con confusión.

—¿Quieres decir que mi indicado puede ser uno de nuestros amigos? —Fran sonríe con burla, y asiente con la cabeza— ¿Quién crees de ellos qué podría serlo? Porque, que pienses eso es sumamente asqueroso. —digo y él se carcajea.

—¿De ellos? Ninguno, en realidad. Ahora que lo pienso mejor, —niega con la cabeza, arrancando de nuevo el coche— ninguno de ellos es digno.

+

Llegamos a la casa de Juani, la puerta está abierta para todo el mundo, por lo que, hay mucha gente, saludo a algunas personas mientras entramos, Fran, detrás de mí, hace lo mismo. La música es super alta y ni siquiera se escucha cuando hablas, la gente está bebiendo y otros bailan en el medio del salón, parece la típica fiesta de película americana.

—-¡¡Chicos!! —Juani se acerca a nosotros, la sonrisa en su rostro me hace sonreír a mí— Tenéis bebidas ahí, —señala una mesa, en la esquina— y sabéis donde están los lavabos, cualquier cosa pedírmela. —asiento con la cabeza— Ahora, me voy a fuera, Matías no sabe cómo llegar aquí. —dice con burla, se va sin dejarnos contestar.

—¿Vamos a por algo de beber? —le pregunto a Fran, esté asiente con la cabeza y ambos nos dirigimos hacía allí.

Tiempo después, mientras yo estoy bailando junto a Sofía, me olvido completamente de que quería ver a Agustín, porque, aparte de que no lo veo, mi mente no piensa en él.

Cuando mi acompañante de baile se cansa de bailar, nos encaminamos juntas hacía la mesa de bebidas, me echo un vaso y me lo bebo casi de golpe, de la sed que tengo. Me giro sobre mis pies para volver a bailar pero me choco con el pecho de Fran, tengo que alzar mi cabeza para poder verlo a los ojos.

—¿Te vienes a bailar? —le propongo, con una sonrisa, él niega con la cabeza.

—Estoy con una chica, después voy contigo. —suelto un resoplido al escucharlo.

—¡Buuuhh, aburrido! —digo, y sin más, paso por su lado para ir al centro.

No pasan más de diez minutos cuando siento unas manos grandes en mi cintura, muevo las caderas al ritmo de la música y me giro cuando quiero saber a quién le estoy bailando porque, en mi mente, estas manos grandes que me sostienen con firmeza son de Esteban pero, cuando me giro me encuentro con Fran.

—Creía que estabas ligando con alguna chica. —digo, sin dejar de moverme, él me sonríe.

—La idea de bailar contigo era más tentadora. —responde, una sonrisa de lado creciendo en sus labios.

Rodeo mis manos en su cuello y las entrelazo entre sí cuando se encuentran, la música se cambia a una más lenta pero sin dejar de ser movediza, por mi parte, me olvido del ritmo y apoyo mi cabeza en su pecho, sintiendo un poco de tranquilidad entre tanto movimiento. Fran mueve sus manos hasta dejarla en mi espalda baja y las deja ahí, me acerca más a su cuerpo y yo me dejo llevar por él.

—Creía que irías a buscar a Agustín, —habla, cerca de mi oído— lo he visto antes y me ha preguntado por ti. —no le contesto, ni me muevo de la posición en la que estamos.

Yo también lo había visto antes, al ir hacía la mesa de bebidas pero, ¿y si él tampoco me hacía sentir suficiente? Ninguno de los hombres con los que he salido me ha hecho sentir algo suficientemente fuerte, nunca me he podido enamorar de uno de ellos y eso me hace pensar, ¿es problema mío? ¿Por qué no puedo enamorarme de nadie?

Aparte de eso, ¿en serio quiero que alguien me alejé de Fran? Claro que no, eso es más que obvio para mí, pero, cuando salgo con alguien siempre soy yo la que se intenta alejar de él lo máximo posible y ni siquiera sé el por qué. Es tan... absurdo que haga eso, porque por más que me alejé de él cuando estoy con un chico, termino pensando en él y en su manera de hacerme reír, en todos nuestros momentos, en cuando yo tenía siete y él nueve.

Mary's Song  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora