Mary's Song ✔

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Advertencia: +18
Nota: ¿Es la primera vez que me da vergüenza hacer uno de estos? Exacto.

Llegamos a su coche y ambos nos subimos, miro a Fran y esté me sostiene la mirada. Noto la forma en la que sus finos labios están húmedos por la lamida de su lengua. El deseo me atraviesa, el deseo de besar esos labios y pasar mis dedos por su sedoso cabello. Me olvido de que íbamos a su casa y me inclino hacía él para cortar nuestra distancia. Nuestros labios se tocan ligeramente lo que hace que mi cuerpo tiemble. No puedo controlar la tensión. Presiono mis labios contra los suyos y los beso, él me sigue al segundo, echando su asiento hacía atrás para que me suba encima de él. Nuestros cuerpos se presionan, puedo sentir cada centímetro de él. Sus manos descansan en mi cadera mientras una de las mías viaja hacía su cabello y la otra recorre lentamente su pecho. Exhalo entre los besos y disminuyo la velocidad, saboreando el momento. Las manos de Fran me empujan más cerca de él. Mi entrepierna presiona contra la suya. Con esto, puedo sentir que se está poniendo duro, lo que me hace temblar aún más.

Presiono mi entrepierna contra su polla, empezando a mover mi caderas lentamente mientras él continúa besándome. Aparto la cabeza y levanto el cuello.

—Eres tan sexy. —murmura entre un gemido. Besa mi cuello y sigue besando mi camiseta mientras yo sigo moviéndome, apretándome.

Entre gemidos lo agarro hacia abajo para besar sus labios. Muerdo su labio inferior, tirando de él ligeramente, a lo que expulsa un gemido. Sus gemidos me dan ganas de derretirme. Fran hace que me alce un poco, para poder tirar mis pantalones para abajo, dejándome con mi ropa interior negra. Sus ojos me miran con desesperación. Yo hago lo mismo con él, bajo sus pantalones lo más que nuestra posición nos permite. Veo su polla abultada a través de su ropa interior, hago contacto visual y le digo, con voz ridículamente vergonzosa:— Te deseo tanto. —él sonríe y se baja la ropa interior, su polla sobresale casi recta, ya bastante dura.

Me burlo de él, pasando mi entrepierna por la suya con tan sólo la fina tela de mis bragas.

—¿Me quieres? —habla él, burlándose cuando ve que soy yo la que está a no poder más, asiento con la cabeza. Fran me agarra de la cintura con una de sus manos y con la otra aparta mis bragas.

Me dejo caer encima de él lentamente, hasta que llego al máximo, su polla me estira y mi coño se vuelve más húmedo. Continuó a un ritmo suave y gimo ligeramente de placer, sintiéndome llena. Los labios de Fran sube a mi cuello y deja besos, mordidas y succiones, eso hace que mi cuerpo se vuelva más desesperado. Me empujo hacía arriba y hacía abajo, haciendo que entre más en mi, rebotando sobre él. Empiezo a mover mi cuerpo más rápido, sintiendo su polla entrar y salir de mí repetidamente. Empuja su polla dentro de mí al mismo tiempo con un movimiento rápido, mi cuerpo siente como si fuera a explotar. Mis tetas rebotan con el movimiento rápido y Fran agarra una de ellas:— Eres una chica tan buena...

Mi coño hormiguea de placer y mis piernas tiemblan ligeramente— Oh Fran, me voy a correr... —ante esto, se detiene y yo lo sigo reduciendo la velocidad. Ahora salto más lentamente sobre él, a un ritmo constante que se siente increíble.

Él gime lentamente, lo que envía un escalofrío por mi espalda. Acelero el paso nuevamente y sus gemidos persisten más junto a los míos, esta vez más fuertes y altos. Comienza a empujar de nuevo y nuestros cuerpos se mueve rápido, llenos de la necesidad de liberación. Gimo más fuerte, sin importarme si alguien nos puede escuchar:— No pares. —logro decir entre gemidos. Mi cuerpo se siente caliente y listo para correrse. Siento su polla entrar en mi coño tan rápido ahora. Sabiendo que ambos estamos a punto de corrernos, me obligo a mantener ese ritmo, aunque me siento cansada. Siento que mi cuerpo va a explotar. Los ojos de Fran se entrecierran y su cabeza se echa para atrás. Se siente demasiado bien, me dejo llevar y me abruma un orgasmo. Doy un último gemido mientras mi cuerpo se corre, al mismo tiempo que Fran y ambos dejamos de movernos.

—No me he corrido tan fuerte en mucho tiempo... —confieso, desmontandome de él, Fran se ríe.

—Un placer ser de ayuda.