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—Entonces, cuando él llegué se escucharán las llaves, —les empiezo a explicar el plan a los chicos, que están todos sentados en el sofá largo de Fran, prestandome atención— nos escondemos, Fran enchegara la luz del salón y, ¡¡AAAHHH!! —grito con sorpresa, haciendo reír a unos cuantos— Salimos de nuestro escondite.

—Haciendo que le de un paro cardíaco, —aporta Blas— que buena sorpresa, —se burla— la mejor de su vida.

—Uy, como se te notan los celos, eh. —respondo, yéndome a sentar a su lado.

—El mes pasado fue su cumple y no le hicimos una sorpresa, yo creo que guarda rencor. —responde Felipe, Blas rueda los ojos.

Mientrás ellos empiezan a hablar yo observo, desde donde estoy sentada, como se ve todo, la mesa está decorada con un mantel de color azul cielo y mucha comida que a Fran le gusta, en medio de está se encuentra la tarta, la cual es grande y de circulo, blanca con corazoncitos rojos. La pared de atrás está decorada con unas tiras, de color azul más fuerte, que caen del techo y, el número '29' está pegado en la pared en dos globos dorados y grandes.

Dejo mi cabeza en hombro de Blas, el cual está a mi lado y ni siquiera se inmuta cuando lo hago, estando acostumbrado, saco mi teléfono escuchándolos pelear por no sé qué y me doy cuenta de que llevo un mensaje de Fran, de hace dos minutos.

"Me voy con Katherine a cenar, lo siento, ¿podemos celebrar mañana juntos?"

Y ese mensaje es como si me cayera un balde de agua fría en la cabeza, me quedo unos segundos más mirando el mensaje, hasta que reacciono y me levanto del sofá, para empezar a recoger.

—Fran no viene, —les hago saber, sin mirar a ninguno— ayudarme a recoger si queréis. —es lo último que digo en todo lo que resta de tarde.

A lo que recogo todo lo que hemos montado siento mis ojos picar por las lágrimas, mi garganta doler por el nudo que se me ha formado y la presión desde mi pecho hasta mi estómago, intento ignorar todo lo que siento.

Acabamos y cada uno se va yendo poco a poco, hasta me quedo a solas con Enzo, el cual me observa desde el sofá con interés, yo estoy demasiado ocupada buscando la carta que había escrito para Fran, no sé dónde está, ni donde la he podido dejar y me estoy arrepintiendo de haberla escrito, tengo que encontrarla sea como sea, no quiero que la vea. 

—Joder. —suspiro, minutos después.

Me siento con Enzo, pasándome la mano por el cabello, he perdido la carta y a Fran, vaya mierda.

—¿Estás bien? —pregunta él, niego con la cabeza, y siento que voy a llorar— ¿Quieres hablar?

—He escrito una carta, —le confieso en un murmuro— en la que he dicho todo lo que siento por él, que no lo quiero como a un jodido amigo, si no, como algo más. —mi voz se entre corta y el nudo de mi garganta se me hace más doloroso, pensando en toda la mierda que me envuelve— Ahora la he perdido, y si él la llegase a encontrar... —resoplo, sin contenerme más y dejando caer mis lágrimas, Enzo no deja de escucharme y tampoco de mirarme— ¿En qué pensaba en decirle cómo jodidas me siento? Es mi puto mejor amigo y ahora lo voy a perder.

—No lo vas a perder, Kai. —me reconforta Enzo, su voz calmada y bajita es tranquilizadora para cualquiera pero, ahora mismo, sólo estaría tranquila si encontrará el papel que tanto busco.

—Tiene novia, Enzo. Ha empezado una relación. Y justo yo me doy cuenta ahora de que lo quiero, de que estoy enamorada de él, ¿cómo se puede ser tan tonta y no darte cuenta de que estás enamorada?

Enzo se mueve hasta quedar a mi lado, me rodea con sus brazos en un abrazo, dejando mi cabeza en su pecho y, me siento un poco mejor cuando empieza a hacer caricias en mi cabello. Él siempre hace eso cuando me ve nerviosa, y sabe que logra hacer que me relaje, aún que sea un poquito. Porque, Enzo, es de esas personas que junto a sus palabras y sus cariños te hace entrar en un estado de tranquilidad.

—Kai, cariño, estar enamorado de tu amigo no es fácil, y darte cuenta es un proceso que lleva tiempo, no eres tonta por ello. —murmura— ¿Nunca te has detenido a pensar en cómo te mira él? —me alejo un poco al escuchar sus palabras, él limpia las lágrimas de mis mejillas con una pequeña sonrisa en sus labios— ¿En serio crees que Esteban te fuera impulsado a contarle todo, si no supiera algo al respecto?

—¿Fran le ha dicho algo sobre mí?

—No, ni a él, ni a ninguno de nosotros. —responde, su calma finalmente me hace estar un poco más en paz— Pero es obvio para todos. Excepto para vosotros.

Mary's Song  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora