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«15 años antes de los sucesos de la actualidad»

Hace un par de años atrás en un pequeño pueblo alejado del imperio, se encontraba una pareja con su pequeño hijo de 5 años, quienes pese a sobrevivir con lo que ganaban durante el día tenían una vida bastante tranquila y feliz.

—¡Suguru, tu papá ya está aquí!— Dijo la madre de aquel niño.

—¡Papá! ¡Papá!— Gritaba el niño mientras bajaba las escaleras del hogar.

No hacía mucho su padre había salido para la cosecha que realizaban todos los agricultores del pueblo, y es así como padre e hijo decidieron pasar tiempo juntos mientras su madre preparaba la cena.

—Papá, ¿por cuánto tiempo estarán esas cosas sobre la casa?— Preguntó el niño ingenuamente mientras se dirigía al jardín.

—D-Desde cuándo, t-tú puedes ver... ¡Suguru, pase lo que pase no puedes decirle esto a nadie— Dijo el padre mientras sacudía fuertemente al niño.

—Pero siempre han estado sobre nuestra casa...— Dijo el niño casi llorando.

—Será un secreto entre tus padres y tú, ¿entendido Suguru?— Respondió.

Suguru, un niño de 5 años quien desde una edad temprana ya manifestaba poder ver maldiciones. Su padre había pertenecido a un grupo formado por el emperador con jóvenes que tenían talento en la hechicería y que, sin embargo, no pertenecían a ninguno de los clanes más talentosos dentro de este. Cuando su madre quedó embarazada decidió que lo mejor para su familia era vivir alejados del imperio; sabía que probablemente su hijo podría heredar aquellos poderes y ser utilizado por la nobleza y morir en batalla, por lo que cometió traición huyendo junto a su esposa a un pueblo lejano. Sin embargo, la hechicería era un tabú entre los aldeanos; sólo el emperador y su gente sabían de la existencia de dichos poderes, los cuales eran utilizados exclusivamente para servir a los nobles. Las personas comunes seguían creyendo que los tres grandes clanes no eran más que gente que servía al emperador desde su posición como nobles, pero no como hechiceros.

Al pasar el tiempo Suguru creció siendo entrenado secretamente por su padre y así poder controlar su energía maldita. Este le enseñó que dichos poderes solo podían servir para hacer el bien y jamás debían ser utilizados en contra de la gente, pero por sobre todo no debían ser vistos por absolutamente nadie; o al menos así debía ser...

Así fue como por el bien de su familia y el pueblo, su padre no tendría más remedio que utilizar sus poderes cuando la aldea se vio expuesta a un ataque repentino de maldiciones. Y aunque la mayoría pensaba que sería tomado como héroe por aquellas personas comunes capaces de ver maldiciones; terminó siendo acusado por el pueblo de brujería. Y aunque este pudo haberse resistido decidió entregarse por el bien de su familia, su madre quien hasta ese momento también tenía conocimiento de los poderes de su esposo e hijo envió a Suguru lejos, antes de que fuese demasiado tarde. Es así como terminaría siendo criado por una familia del este (quienes desconocían su verdadera naturaleza de hechicero), y desconociendo el paradero de sus padres creció hasta convertirse en el médico más respetado del lugar.

«Volviendo al presente»

Hace un par de días Suguru había ayudado a un anciano que había quedado atrapado entre los escombros de un derrumbe; no tuvo más remedio que usar algo de su poder para salvarle la vida. Lo que desconocía, era que aquel suceso sería motivo suficiente del pueblo para culparlo de lo que estaba pasando y que ese anciano terminaría por delatarlo.

—Conque así se sintió papá... No debí desobedecerte, ¿verdad? (Se refiere por la promesa que realizaron cuando tenía 5 años)— Murmuraba Suguru mientras sus manos eran amarradas por los aldeanos y golpeado por estos. —No pienso... pelear—

UN TIEMPO LLAMADO AMOR | SATOSUGUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora