Enid

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La rubia después de admirar sin pudor como es que se cambiaba su roomie, decidió ir a dormir, sintiéndose muy nerviosa por el descaro de su acción, pero parece ser que Merlina estaba lo suficientemente cansada como para notarlo.

Cierra sus ojos e intenta dormir, fue un día estresante para ella, ya que tuvo que soportar a Ajax más tiempo del que aparentemente tolera. Y por todo el estrés que ha estado sufriendo estos últimos dos meses, sus sueños se convierten en recuerdos.

Recuerdos que honestamente quisiera olvidar, ya que su familia se volvió más sofocante desde los hechos ocurridos el semestre pasado.

-Día en que Nevermore cerró sus puertas indefinidamente-

Los padres de Enid están parados en la puerta de la Academia, viendo pelear a sus cuatro hijos. La rubia los mira a la distancia, esperando que su madre no se altere por las cicatrices que ahora adornan su rostro.

-Hola, mamá, papá- Se acerca la loba con su mejor sonrisa, sus padres la voltearon sus rostros hacia ella, su reacción le pareció graciosa, pues su madre abrió su boca hasta más no poder y parecía que sus ojos podrían salir de sus cuencas en cualquier momento.

Su padre por otro lado parecía muy preocupado y consternado a la vez, su pequeña parece ser más temperamental de lo que creía.

-¿Qué demonios fue lo que te paso en el rostro, niña?- Su madre la tomó del mentón y gira su cabeza para observar detalladamente la herida-No puedo creer que te hayas… -Pero no terminó su crítica hacia la rubia, un olor extraño llegó hasta su nariz, inhaló, comenzando a rodear a Enid, la olfateó de pies a cabeza y cuando terminó, la tomó de los hombros.

-¡¡No lo puedo creer!!, ¡¡Finalmente!!- Enid nunca había visto a su madre dirigir le tan grande y brillante sonrisa, se sintió segada por un segundo.-¡¡Al fin has enlobado!!

Detrás de su madre su padre solo le sonrió en felicitación por su reciente transformación. Sus hermanos se acercaron al escuchar el escándalo de su madre.

-Si, incluso le dio una paliza a un Hyde en su primera transformación, deberías ver cómo quedó el otro.- David, el hijo mayor, le está chismeando a su padre de cómo fue el suceso, mientras que Esther continúa inspeccionando a la rubia.

Enid miro en cámara lenta como su madre estaba acercando su mano a su cabeza, ¿será que finalmente lo consiguió?, ¿al fin tiene la aprobación de su madre?, pero antes de siquiera tocarle un cabello, el pequeño de la familia habla.

-Fue increíble, Enid regresó toda llena de sangre, es un lobo muy fuerte, pero es obvio, ¿no?, ella es un lobo de luna de sangre, los más fuertes que hay.

Su madre se detiene y su rostro pasa de felicidad a descontento, aleja su mano de Enid para darle una mirada dura.

-¿Qué es lo que estoy pagando Nyax?, ¿Por qué me maldijeron con un cachorro así?- Mientras decía estas palabras, la mujer le había dado la espalda y caminó hasta la camioneta en donde vinieron a recoger a sus hijos.

Enid se quedó de piedra al escuchar a su madre, “parece ser que nunca tendré su aprobación, ¿no?”, fue el único pensamiento en su cabeza, su vista se nublo por las lágrimas que se acumularon en sus ojos, miró a su padre, quien le dedicaba una mirada de profundo dolor.

-Pa, ¿Por qué dice eso?, ¿Qué hay de malo en mí?- Murray se acerca y le da un fuerte abrazo. Sus hermanos miran confundidos la situación, ¿no los lobos de luna de sangre son los más fuertes?, cualquiera se sentiría afortunado de ser uno, pero sus padres no piensan lo mismo.

Sin decir más, la familia emprende su viaje de regreso a San Francisco, sus padres no dijeron más nada y el camino hubiese sido silencioso de no ser por sus hermanos, que como siempre, se comportan como perros.

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