No han pasado diez minutos, y Merlina tiene un mal presentimiento de la cita de la loba, siente algo raro que sube hasta su garganta y es como si no la dejará respirar, toca su cuello para ver si Dedos estaba practicando nuevamente en asfixiar a su víctima.
Pero no, su pequeño amigo tenía instrucciones claras y no dejaría su misión por algo tan banal como la práctica.
Regresa a su asiento para seguir ahondando en tan curiosa sensación, un tono de notificación la distrae de su autorreflexión, contrario a lo que supondría, no se trataba de su celular, parece que la loba estaba tan apurada que olvido algo que es sumamente importante para ella, su aparato chupa almas.
Guiada por la curiosidad, decide averiguar de quién se trata, al tomar el celular, mira el mensaje de Yoko, no era nada más que una invitación para una sesión de chismes.
Sin ser nada de suma importancia, deja el aparato nuevamente en su lugar, pero antes de regresar a su lugar, un Dedos sumamente apurado hace su aparición, habría roto la ventana de no ser porque se encontraba abierta, el pequeño apéndice se había catapultado para llegar lo más rápido posible.
- ¿Qué ocurre?
- ¡Ya viene!, no salió bien - Sus gestos son demasiado rápidos, que lo repitió tres veces más para asegurarse de que Merlina le entendió.
- ¿Qué le hizo? - Antes de que Dedos lograra articular algo más, la puerta de su habitación se abrió y una shockeada rubia permaneció en el marco, mirando hacia la nada.
- ¿Enid?, creí que estarías en tu cita con el tonto - Merlina miro pacientemente a la loba, esperando una reacción de esta, pero aún se encontraba en shock.
Después de unos segundos más mirando a la nada, Enid finalmente entra al lugar, y no muy tranquila cierra la puerta, algo que la gótica no había notado, era que las garras de la loba estaban extendidas, listas para atacar.
- AAAAAAHHHHHHHH - Uno, dos, tres y más zarpazos fueron dados al aire, hasta que finalmente se cansó del brusco movimiento, Merlina mira los ojos llorosos de la rubia.
- ¡¡¡ME DEJÓ PARA IRSE CON OTRA!!! - Sin poder aguantar más las lágrimas, sus piernas cedieron y cayó al piso, entonces escondió su rostro entre sus brazos, dejando salir el gran llanto.
Ahora la que estaba en shock era Merlina, normalmente ahogaría hasta el desmayo a la persona que llega ante ella haciendo un gran drama, pero con Enid no sentía eso, solo el enorme deseo de destripar a cierta serpiente tonta, pero entiende que tiene que encargarse de la loba antes de poder proceder al ataque.
La loba una vez le dijo que es un asco para brindar consuelo a los demás, entonces decide hacerlo al estilo Addams, como muchas veces ha hecho su padre con su madre cuando esta se pone sentimental, una gloriosa caza.
Saca su mejor cuchillo y lo lanza hacia la rubia, este cae enterrándose en el piso frente al rostro lloroso, Enid detiene su drama para ver el cuchillo al frente, limpia un poco sus lágrimas con mocos y mira hacia la gótica.
- Soy mala para dar consuelo como el que esperas, así que haré algo mejor, te hará sentir mejor - Sin más la morena extiende su mano para ayudar a levantar a la deprimida loba.
- Snif, ¿planeas involucrarme en un homicidio? - Apenas y las palabras de Enid hicieron eco en la habitación, la gótica la miró interrogativa.
- No - Merlina se dirige hacia su cama, y saca de debajo de esta un baúl negro, al abrirlo Enid libera un jadeo de asombro, cuchillos, flechas, cosas medievales que parecían herramientas de tortura se encontraban dentro.
