Relación

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Después de la lectura que le ha dado al libro, no lo ha tocado en días, aún sigue digiriendo la información leída, y lo peor, que la mantiene con los pelos de punta es no haber pedido disculpas a Merlina por la mordida que le dio, ya que, al día siguiente, cuando la vio cambiarse pudo notar un bello moretón reposar entre su cuello y hombro, esto la hizo sentir sumamente avergonzada por su poco autocontrol que decidió salir a clases antes que la morena.

Y así fue durante toda la semana pasada, no ha podido hablar con su roomie, si no es su vergüenza la que lo impide, son los demás que parecen saber cuándo es el peor momento de interrumpir su intento de disculpa con la morena.

- ¿Qué sucede cachorra?, has estado más distraída de lo normal estos días - La vampira que se encuentra a su lado la interroga, ha notado que su amiga ha estado con la mente en las nubes los últimos días, y ya se cansó de verla tontear.

- Mmm - Enid duda en contarle su preocupación sobre que Merlina probablemente esté enojada con ella, pero recuerda que Yoko la descubrió perdiendo el control con su roomie en el aula de clases.

- No he podido pedirle disculpas a Merlinas sobre... ya sabes, lo que pasó el otro día - Está tan avergonzada que no puede ni decir lo que estaba haciendo.

- ¿El otro día? - Yoko comienza a hacer memoria y cuando lo recuerda le da una sonrisa cómplice a la rubia - ohhh, te refieres a cuando casi te la comes de un mordisco.

La colmilluda mira como el pálido rostro de la loba se va tornando en un brillante rojo.

- ¡Yoko!, no lo digas en voz alta, alguien podría escucharte, no quiero que se enteren de mi poco autocontrol - La rubia empuja levemente a su amiga, quien le da una sonrisa aún más grande.

- ¿Qué?, ¿No quieres que se enteren de que te quieres comer a una gótica al carbón? - La vampira suelta una gran carcajada que resuena en los pasillos y atrae la atención de los que se encontraban a los alrededores.

Enid solo cubre con ambas manos su sonrojado rostro y acelera su paso, dejando atrás a su amiga.

Una vez alejada de la vampira, camina por un corredor vacío, intentando controlar la vergüenza que le ocasionó su amiga, camina por unos segundos hasta que escucha nuevamente al viento susurrar.

- Ven

Enid siente que se vuelve loca, los susurros los escucha cada vez que está sola, y conforme pasan los días ya no lo considera una amenaza como la primera vez, sino algo molesto, el solo escuchar esa lúgubre voz le pone los pelos de punta y la altera de sobre manera.

No lo piensa más y sale del lugar lo más pronto posible, estar sola no le molestaba particularmente, pero desde que lo escucha, hace todo lo posible para evitarlo.

Al cruzar por el jardín, desde la fuente, un destello blanco la deslumbra, haciendo que se acercará hacia el lugar y mirar su reflejo en el agua, mira que en la mitad de su rostro no se encontraba y era remplazado por una mancha blanca, se asusta y se aleja de la fuente, no tiene el valor para mirar de nuevo y sale corriendo hacia su clase.

Al entrar al aula, no se encontraba nadie más que una pequeña gótica leyendo en espera del inicio de las clases, Enid se queda apreciándola en medio del lugar hasta que una voz la saca de su estupor.

- ¿Acaso planeas quedarte ahí hasta que de inicio la clase?, y si lo que intentas es intimidarme, con esa mirada no lo conseguirás - La morena posa sus ojos muertos sobre una loba que parecía ser atrapada en algo.

Enid se despabila de su nube de pensamientos y considera que este es un buen momento para disculparse.

- Merlina, yo quería disculparme por mi falta de control, desquite mi frustración contigo, no debí actuar de esa forma - La rubia estaba realmente apenada que agacha su rostro para mirar el piso, esperando una respuesta.

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