El experimento

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Era una cálida tarde de verano en España, en un lugar secreto donde los seis elementos realizaban pruebas de sus poderes. Mientras el elemento de energía realizaba un experimento, un destello mal dirigido impactó al elemento de fuego, desatando una pelea entre hermanos.

Sebastián: ¡Cuidado con eso, Tomás! ¿No puedes controlar tu energía?

Tomás: No es mi culpa, Sebastián. Deberías estar más atento.

La discusión se intensificó, y ambos hermanos empezaron a usar sus poderes sin restricciones. Alejandra, ajena a la confrontación, patinaba despreocupadamente en la central.

Mientras tanto, los otros elementos observaron con preocupación la creciente energía desbordante de Sebastián y Tomás. Decidieron unir sus poderes para crear una barrera que evitara daños, pero la situación se descontroló cuando los dos hermanos liberaron su energía de manera descontrolada.

En ese momento, Alejandra, patinando cerca, fue absorbida por la mezcla caótica de poderes. La pelea se detuvo abruptamente cuando los demás se percataron de la situación. Alejandra yacía inconsciente en el suelo, su vida pendía de un hilo.

Preocupados, los elementos fueron a hablar con su madre y revisaron a Alejandra. Duró un tiempo antes de que despertara, pero afortunadamente seguía viva. Sin embargo, su cuerpo estaba marcado por raspones y heridas profundas.

Después de este incidente, decidieron someter a Alejandra a pruebas para asegurarse de que sus poderes estuvieran intactos. Todo estaba bien, excepto por sus habilidades de lobo, ya que no lograba transformarse. Las pruebas revelaron un impactante secreto: Alejandra no se había convertido en un lobo, sino en un vampiro.

Los elementos lamentaron lo ocurrido y mantuvieron este oscuro secreto entre ellos. Intentaron revertir la situación, discutiendo y echándose la culpa mutuamente. Consideraron la posibilidad de recrear la fuente de energía para revertir la transformación, pero en su lugar, desencadenaron una explosión que borró la memoria de los seis elementales y dividió el mundo en seis reinos, cada uno basado en uno de los elementos.

La grieta en el suelo provocó la separación de aquellos con poderes relacionados con cada elemento, mientras que los humanos quedaron subyugados como esclavos. Aunque el mundo cambió drásticamente, Alejandra no volvió a su estado original, quedando como un recordatorio constante de las consecuencias de sus acciones.

La explosión resonó en todo el lugar, y los elementos se dispersaron por el impacto, provocando la pérdida total de sus recuerdos. Los reinos emergieron, cada uno con sus propias peculiaridades y características basadas en los elementos que los gobernaban.

En el Reino del Fuego, la gente descubrió habilidades pirotécnicas inexploradas. El Aire trajo consigo ciudades flotantes y nuevas formas de transporte, mientras que el Agua generó civilizaciones submarinas avanzadas. El Reino de la Tierra floreció con paisajes mágicos y una conexión profunda con la naturaleza. La Energía generó tecnologías futuristas, y la Oscuridad sumió su reino en un misterioso crepúsculo perpetuo.

Los humanos, ahora esclavizados en estos nuevos reinos, se encontraron luchando por comprender su realidad alterada. Sin recuerdos de su pasado, se vieron obligados a adaptarse a la nueva jerarquía impuesta por los elementales.

Mientras tanto, Alejandra, a pesar de sus heridas y su transformación en vampiro, se convirtió en una figura enigmática en el Reino de la Oscuridad. Mantuvo su identidad en secreto, utilizando sus habilidades vampíricas para desplazarse entre los reinos sin ser detectada. Aunque lamentaba las consecuencias de la explosión, no podía revertir su condición ni el caos que había desatado.

A medida que los reinos se establecían y los humanos se adaptaban a sus nuevas vidas, la paz era frágil. Algunos empezaron a recordar fragmentos de su antiguo mundo, despertando la curiosidad y la inquietud en la población.

El despertar elementalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora