Hace algún tiempo, mi vida estaba llena de amor y felicidad junto a Agustín, o Agus, como solíamos llamarlo cariñosamente. Compartimos momentos maravillosos juntos, pero la distancia y la falta de comunicación nos llevaron a tomar caminos separados. La separación fue difícil para mí, y caí en una profunda depresión, extrañando a Agus cada día que pasaba.
Un día, me enteré de una conferencia sobre una película basada en la tragedia de Uruguay de 1972, en la que Agus interpretó un personaje importante. Decidí asistir, y para mi sorpresa, allí estaba él. Al principio, nos sentimos incómodos al vernos, pero a medida que participamos en las actividades de reflexión y autoexploración, comenzamos a reconsiderar nuestras decisiones pasadas y a comprender mejor nuestras propias necesidades y deseos en una relación.
Durante una de las actividades, Agus y yo quedamos emparejados y nos tocó realizar un ejercicio de comunicación profunda. Nos sentamos frente a frente, mirándonos a los ojos, y comenzamos a hablar.
—Gabriela, ¿cómo te has sentido desde que terminamos? —preguntó Agus, con sinceridad en su voz.
—Ha sido difícil, Agus. Te he extrañado mucho. A veces me pregunto si podríamos haber hecho las cosas de manera diferente —respondí, sintiendo un nudo en la garganta.
Agus tomó mi mano con suavidad. —Yo también te he extrañado, Gabriela. Me arrepiento de no haber sido más claro contigo en el pasado. ¿Te gustaría hablar más sobre esto después de la conferencia?
Después de su emotivo encuentro en el café, Gabriela y Agustín deciden ir a cenar juntos para ponerse al día y continuar la conversación. Optan por un acogedor restaurante cercano, donde encuentran un ambiente íntimo y tranquilo para hablar.
Mientras disfrutan de su cena, Gabriela le cuenta a Agustín sobre sus últimos logros.
—Terminé esos cursos que tenía pendientes —dice Gabriela con una sonrisa—. Ahora estoy trabajando en algo más relacionado con mi carrera, algo más direccional, por eso estaba en la conferencia.
Agustín la escucha atentamente, asintiendo con admiración. Luego, decide compartir sus propias noticias.
—¡Eso es genial, Gabri! —exclama Agustín con entusiasmo—. Yo también tengo novedades. Al final, me quedé con el personaje en la película. Ahora, soy un poco más famoso, supongo.
Gabriela lo mira con asombro y alegría.
—eso es increíble, Agus —responde Gabriela, emocionada—. Recuerdo cuando estábamos nerviosos antes de tu casting, y ahora mira dónde estás. Siempre supe que tenías talento para esto.
—Sí, pero recuerdo que en ese momento solo decías "no te preocupes, si no consigues el papel, siempre podrás ser un extra que pasa caminando" —responde, riendo.
Ambos comparten una risa sincera, disfrutando del momento y de la conexión que siempre han tenido.
Después de la cena, Agustín, con una expresión seria en su rostro, mira a Gabriela a los ojos y le pregunta con sinceridad—Gabriela, necesito saber qué pasó con nuestra relación. ¿Cómo fue que nos separamos si todavía te amo?
Gabriela mira a Agustín a los ojos, sintiendo la intensidad de sus palabras. Respira profundamente antes de responder, buscando las palabras adecuadas para expresar sus sentimientos.
—Agus, nuestra separación fue difícil para mí. La distancia y la falta de comunicación nos llevaron a un punto en el que parecía que ya no estábamos en la misma sintonía. Ambos estábamos ocupados con nuestras vidas y nuestras carreras, y poco a poco nos fuimos alejando emocionalmente.
Agustín asiente, comprendiendo sus palabras pero aún confundido por sus sentimientos.
—Pero a pesar de todo, siempre te he llevado en mi corazón. Todavía te amo, Agus. Siempre lo he hecho y siempre lo haré —confiesa Gabriela, con lágrimas en los ojos.
Agustín la mira con ternura, sintiendo un nudo en la garganta. Toma su mano con firmeza
—Yo también te amo, Gabriela. Siempre lo he hecho, incluso cuando estuvimos separados. Estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para que nuestra relación funcione esta vez. ¿Podemos intentarlo de nuevo?
Gabriela sonríe entre lágrimas y asiente.
—Sí, Agus. Quiero intentarlo de nuevo.
Se abrazan con fuerza, sabiendo que tienen un largo camino por delante, pero decididos a enfrentarlo juntos.