Capítulo 8

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—¿Quién eres tú? —preguntó un tanto desconcertado, tocando levemente al lado de una de sus piernas, en donde se encontraba uno de los pocos cuchillos que tenía alrededor de su vestimenta.

Silencio.

Parecía que aquella figura que se camuflaba en la oscuridad no estaba dispuesta a hablar.

—Responde.

En un rápido movimiento, la sombra de dudoso sexo, tiró el estante que se interponía entre ellos dos y cayó casi encima de Jesús. Agilmente, el rubio esquivó aquel mueble y visualizó como aquella persona huía a paso rápido de ese establecimiento.

Sintió que las probabilidades de poder alcanzar a ese humano, eran muchísimas. No parecía saber como defenderse.

Entre huída y huída, le perdió de vista. Miró freneticamente hacia su alrededor y observó como un puño un tanto lento a su parecer, se dirigía a su cara, al cual también evitó torpemente, pues lo había agarrado desprevenido y casi se dispuso a tambalearse por un momento.

Él era más veloz, más táctico, más experimentado. Iba a ser sencillo aquella corta lucha.

Agarró su brazo y lo giró con un tanto de fuerza, para evitar que se librará de su agarre.

Observó detenidamente. Se trataba de una chica joven.

Ella se movía muchísimo, intentando librarse de esa llave, pero fue en vano, mas Paul se limitó a apretar un poco más su agarrón, a lo cual, la chica soltó un quejido bajo de dolor y se abatió en el suelo, y trató de reponerse, pero habría sido inútil, el rubio aún la mantenía firmemente contra el sucio piso.

—Que mala manera de empezar, ¿eh? —habló algo irónico, a lo cual la muchacha respondió con un bufido.

...

—Hey... —fue lo que llegó a salir de sus terciados y algo resecos labios.

Ambos estaban inmersos en sus par de cerúleos ojos. No sabían que decir, solo podían admirar la profundidad de cada una de las cuencas de los ojos de su contrario.

Y Beth estaba a un par de metros de ellos, observando el silencio de ambos. Su encuentro.

Daryl fue quien realizó un movimiento.

Se acercó a la pelicana, la atrajo hacia él, para apachurrarla entre sus fornidos brazos.

Un cálido abrazo.

Lo habían necesitado definitivamente. Lo habían anhelado.

No les importó pisar los restos de vaso rotos que ya hacían en el suelo, dejando un charco pequeño de agua, junto a un par y montón de fragmentos de vidrio.

Al sureño no le importó haberla buscado por más de una semana para encontrarla ahí, de lo más tranquila. No le importó. Lo que le importaba en ese momento era mantenerla en su extremidades posteriores, transmitirle su cariño y afecto, con aquel simple pero sincero y valioso gesto.

A Carol se le escaparon un par de lágrimas de sus sutiles ocelos azulinos. Lo había extrañado tanto. Lo había necesitado tanto. Lo había requerido tanto.

La rubia, que estaba aún cerca de las rejas que cercaban esa propiedad, los miraba con algo de dulzura. Entendía el porqué Daryl había insistido en no rendirse ante la búsqueda de la mujer de cabellos plateados.

Aquel estrujón mostraba cuanto se habían necesitado.

Mostraba todo y nada.

...

The Smoke [Carol & Daryl] TWDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora