Con tantos años conociéndose, se sentía mareado de tener que enfrentar todos esos sentimientos estando solo. Suguru había sido su apoyo durante muchos años pero ahora no sabía cómo devolverle todo lo que este le había dado.
Su corazón latía rápidamente cada que estaban cerca y su lengua se secaba. Sentía sus manos temblar, su cara probablemente estaba tan roja como pudiera ser. Se sorprendía que su amigo no lo notara cuando era él quien lo provocaba. Pero no, no lo notaba. De alguna manera eso le daba alivio, pero deseaba que de alguna manera no fuese así. Tal vez así todo sería más fácil, si él lo notara.
...
No era la primera vez que se conocían. La típica frase de "tal vez nos conocimos en otro universo" dejaba de ser solo una frase para él. Estaba seguro de que así había sido. Lo recordaba como si todo hubiese pasado tan solo hace unas semanas o tan siquiera horas.
Recordaba ese mundo, era menos realista de lo que parecía. Lleno de hechiceros, magia y lo que llamaban maldiciones. Recordaba todas las cosas que había tenido que hacer en aquel universo. La escuela de hechicería. La muerte de Riko. La muerte de Toji Fushiguro bajo sus manos.
Recordaba la pérdida de su amigo, también. El cómo se habían alejado por culpa de que él no estaba presente para ayudarlo en sus problemas. Y que todo había terminado ese día en ese callejón dónde tuvo que acabar con la vida de quien más amaba en el mundo.
Pero las cosas no habían terminado allí porque no tuvo el valor de deshacerse del cuerpo. Tal vez hubiera sido todo diferente de ser así. Quizá Kenjaku no habría tomado el cuerpo de su mejor amigo para usarlo en su contra. Quizá él no habría muerto también.
Después de todo, no había nada que hacer al respecto. Ya todo había pasado y ahora tenía una nueva oportunidad para estar con el amor de su vida. Al menos en esta vida era mucho más fácil..
¿No?
...