# 04: Heridas sin sanar

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"Vuelve."

"Incluso como una sombra o un sueño."

Decir adiós duele como miles de espinas clavándose en todo tu ser. No es tu piel. Es tu interior el que siente todo el dolor. Incapacitados de solucionarlo. Sus heridas no sanan. La sangre continúa derramándose. Y la tormenta no cesa. Porque estamos pretendiendo estar bien. Cada frase con esa sonrisa es una mera mentira. 

Y su cuerpo es arrastrado a las profundidades de esa laguna. 

"Rescátame... Por favor haz algo."

Llorarías en un río de frialdad eterna. Y su alma arde en odio. Palabras llenas de veneno brotan de sus labios a la unica persona en su cercanía. Persona que no merece nada de eso. Sus manos se extienden en busca de la salida. Pero... es cierto que muchas veces no podemos salir de nuestro mar de problemas en soledad. Y esa mano aparece de la nada. Rescatándonos o dándonos un pequeño empujón. Llevándola a las afueras del salvaje mar en lo que se han transformado sus pensamientos. Incontrolables. Salvajes. Y flota a la deriva porque no tiene a nada que aferrarse. 

"—¿Cómo pudiste ser tan imprudente con mi corazón, Papá..?"

Porque nunca en toda su existencia olvidaría el dolor en el día que lo vio irse eternamente de su vida. Como un grito la hizo sentirse diminuta en el suelo. Como su odio fue dirigido hacia ella. Como le grito un millón de cosas que odiaba sobre su persona. ¿Como has de sobrevivir a ese ataque? Las personas dicen cosas hirientes cuando están enfadadas... ¿Pero realmente necesitaba ser así de hiriente, se lo merecía? 

¿Merecía la forma tan cruel de tratarme? Soy un ser humano... tus palabras queman cual incendio. Porque otros arruinan un hermoso bosque solo porque creen ser los dueños de todo. Y recomponerse... toma eternidades. Las lágrimas nunca terminan de caer de su rostro, nunca deja de sentarse al lado de la ventana aguardando a que él volviese... aguardando por su regreso a pesar de cuanto la lastimo. 

Pero no vuelve. 

Y cada día es una amargura. 

Cada día una nueva inseguridad nace en tu interior. 

"—No me ignores..." Enviaría cada mensaje con las esperanzas de obtener una respuesta. Esperaría a por él cada noche. Sus ojeras incrementando día tras día. Preguntándose... ¿En que falle? ¿Que hice mal...? Pero el llanto al otro lado de la habitación la despierta. Y se mueve silenciosamente en la casa... no es la unica herida en está situación. No... su madre. Quién ha intentado mover cada pedazo roto en su corazón para estar ahi para su unica hija, para rescatarla, aunque cada vez que lo intente le claven otra estaca en el corazón. 

¿Cómo puedes amar a alguien si no puedes ver como está muriendo? Ella solo observaría. El llanto silencioso de su madre duele mucho más que cualquier otra cosa en el mundo. Verla tragarse los gritos de agonía que tenía porque... la persona que amaba no la eligió, no la quiso para una eternidad como prometió.

Falsas promesas.

Y desde ese día su corazón no volvería a latir de la misma manera. Lo odiaría. Odiaría lo que ese hombre le hizo a su madre. Odiaría al hombre por tener la capacidad de lastimarlas sin siquiera tocarlas. ¿El amor es así de angustiante...? ¿Por qué no puedo tener algo mejor que tu odio por mi ser? Si me amaras no desearías que cambiase. Si me amaras... hubieras pensado cuanto dolor ocasionaste.

Pero no lo hiciste.

Y ahora es tarde.

"Porque tú me ocasionaste una muerte lenta de mil cortadas."

Real Gone! {Aaron Mitchell & Lectora} FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora