# 05: Tan cerca...

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—Soy raqueta inteligente — de forma inesperada la raqueta en las manos de Rick hablo de forma robótica al encenderse. Sin tardarse en atacar al hombre que ni por un momento soltó la raqueta que lo golpeo frenéticamente en el rostro.

—¿¡Para que tiene chip una raqueta!?

Exclamo Rick sin haber sido capaz de evitar ni un solo de todos los golpes que incluso dañaron levemente las patas de sus gafas. Dejándolo con una que otra marca de herida. 

Derrotado por una raqueta.

—¡En estos días... hay un sin fin de personas bastantes flojas! — exclama (t/n) golpeando algo más con sus manos antes de que el bate se rompa por la mitad. Dejándolos ciertamente indefensos cuando Aaron continúa corriendo esquivando ataques por doquier, evitando también que (t/n) pueda recibir algún daño mientras está a su cuidado.

—¡Auxilioooooooo!

El llamado de ayuda de la madre de familia resonó mientras era llevada en un comodo sillón masajeador que pronto acabo domándola. Dejando que ella simplemente se relajase completamente, sin deseos de moverse cuando su espalda recibía nada más que un masaje gratis bien necesitado para su espalda. 

Nadie la culparía. 

—¿Cómo vas Aaron? — Rick pregunta a su hijo que esta estático frente a los miles de aspiradoras automáticas dispuestas a atacarlos. Pero la expresión de (t/n) es... nada más que seriedad cuando ve el mayor obstáculo que es llegar hasta ellos. 

—Si sabes qué...

—¡Nada bien, hay aspiradoras salvajes! — interrumpe Aaron bañado en pánico retrocediendo sin perder agarre en las piernas de (t/n). Sin dejarla caer pese a su pánico.

—¡Fuimos convocadas al campo de batalla, al ataque!

Exclaman las aspiradores que vienen una tras otra en línea recta para atacarlos. ¿Cómo...? Se pregunta (t/n), si solamente son simples aspiradores pequeñas que normalmente ni siquiera hacen bien su labor de limpiar la casa, quedando atrapadas en los lugares más tontos posibles de una casa o descargándose a mitad de camino. 

Y sus sospechas son confirmadas cuando no hacen más que rodar por las escaleras mecánicas apagadas.

—Oh no... auch, auch, que dolor... esto es muy humillante...

—Ya estamos bien — sonríe Aaron con una risa que se une a la de (t/n) cuando no tienen más peligro que ese de momento —. ¿Cierto, (t/n)?

—Completamente... eso intentaba decirte — responde ella apoyando su rostro contra el hombro de Aaron. Acto que lo hace inmediatamente sentir su rojo colorado como un tomate —, las aspiradoras nunca iban a poder llegar hasta nosotros... no con esas escaleras, son muy tontas, mi madre tenía una... no sé cómo acabo en las escaleras camino al garage... 

Aaron suelta una nueva risa al oír de tal historia. Alegrándose de obtener un momento así en medio de un ataque de tecnología. Todos corriendo sin pensar en detenerse para entrar a una tienda donde podrían descansar, o eso pensaron... Aaron dejo a (t/n) con cuidado en el suelo, descansando él mismo de haber estado corriendo a todos lados, no le era ni una sola molestia llevar a (t/n) en su espalda, pero no negaba que necesitaba respirar de lo agitado que estaba por las emociones mixtas. 

Si hubiese podido gritar de felicidad... lo hubiera hecho. 

Pero... eso sería avergonzarse frente a (t/n).

Pensaría que estaba loca. 

Pensaría... sus pensamientos se vieron interrumpidos ante el sonido alarmante de una risa macabra. Si hubiese luz... habría sido solo una risa de un juguete. Pero dada la situación en la que se encontraban todos sintieron que su presión disminuía y solo sentían frío cuando desviaban sus miradas hacia el sitio exacto de donde provino dicha risa. 

Real Gone! {Aaron Mitchell & Lectora} FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora