Capítulo 3

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¿Eso era un afirmativo a su pregunta? El capitán creyó que le contestaría de manera indiferente, por alguna razón, sintió un aumento en su pulso tras la respuesta de la azabache. A lo que la miró y observó como está se acostaba dándole la espalda.

Frunció el ceño confundido, pues no estaba seguro ahora si debía ir con ella, ¿de verdad no lo importaba que se meta a la misma cama? No era como que al azabache le pareciera incómodo o raro, pero... Levi veía a Mikasa como una mujer, no como una mocosa como antes, era extraño este sentimiento.

Cerró las cortinas y la luz de la habitación se hallaba limitada por una lámpara de vela, la cuál otorgaba muy poca iluminación, pero la suficiente como para distinguir los objetos y lugares. Se acercó a la cama y se sentó en el borde de esta, dándole la espalda a la ojiplata.

─ Mañana por la mañana temprano saldremos. — Comentó, intuyendo que ella aún no se dormía. El capitán se recostó en la cama, sin meterse bajo las mantas, y observaba el techo con detenimiento. 

─ Tch, hay una telaraña...— se quejo

Al escuchar como este se queja por la telaraña, no lo soporto y comenzó a reírse bajito, su cuerpo vibra por la risa, increíblemente, las manias por la limpieza, nunca cesan, era por lo que más se distinguia el capitán.

Su amor por lo limpio, era más que cualquier cosa, y sabía que odiaba hasta mancharse con sangre, aunque no Le quedaba otro opción. Conocía muchos aspectos de él azabache, que hasta ella misma se sorprendía, el saber que inconsientemente, guardaba en su cajita de memorias cosas sobre el..

— Habrá que mandar a pedir a hacer el aseo la próxima vez..— Dijo conteniendo la risa.

—Digo, cuando venga usted la próxima vez..—De una vez cambio gesto, pues quizá lo fuera a mal intensionar. La verdad es que esto para ella estaba siendo bastante penoso, no le importaba dormir en la misma cama con el, pues la pena, era gustosa, sentir la compañía aunque sea distante.

—¿No tiene frío?.— Pregunto aun dándole la espalda, abrió sus ojos con lentitud mirando la puerta al frente que conduce al baño. Cambiando el tema rápidamente.

—Se resfriara sin su camisa.— Pregunto mientras volteaba su cabeza por encima de su hombro y verle de reojo.

Oír la suave risa de la azabache era bastante agradable, aunque sabía que se reía de su comentario, no le molestó en lo más mínimo.

El comentario que la menor expresó lo hicieron imaginar una segunda vez volviendo aquí, a la taberna. Aunque... ¿Por qué no? Esta podía ser la primera salida de muchas, aunque debía procurar planearla mejor.

─ Sí, hace algo de frío.  — Sintió la mirada de la azabache a lo que decidió levantarse un momento y meterse bajo las mantas, pues su camisa seguramente aún seguía húmeda.

Miró de reojo a la chica, no con una expresión de incomodidad, si no, que no sabía qué más decir, y el hecho de que ambos se encontraban en la misma cama, por una cuestión rara del destino que terminó siendo así, contuvo un suspiro un rato.

─ Si te sientes incómoda dímelo, puedo dormir en la silla. Tú sigues helada, ¿o no?— cuestionó.

—Eh?—Termino por voltearse completamente quedando ahora mirando a el mayor.

—No estoy incomoda. Y no.. No tiene la necesidad de irse. Aquí hay bastante espacio para los dos.—Le dijo dándole una sonrisa de seguridad. Mikasa no era de expresar emociones ni nada por estilo, y una sonrisa era escasa siempre, pero ahora no sabía que cosas causaba el mayor ahora.

¿Debería ser igual de seria como el? O ¿debería seguir actuando como ella?

Desde hace mucho, no reía por algo, y desde hace mucho no sentía una calidez y llego a sentirla con la persona que menos espero.

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