Capítulo 11

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Las palabras de la Ackerman para con Eren lo dejaron enmudecido, y si bien no hacía falta intervenir en aquella escena, pues sabía perfectamente que Mikasa era fuerte como para defenderse sola, y tampoco era que Jeager la estaba atacando. Pero, ¿Por qué el castaño tenía una expresión de arrepiento?

A caso... ¿Quiere corresponder ahora los sentimientos de Mikasa?

Ahora que quedaron solos esperó una nueva confesión por parte de la Ackerman. Por un instante creyó que Eren había logrado revivir los antiguos sentimientos de ella. Pero... ¿no lo logró o si?

El mayor frunció el ceño y tras entrar ambos a la habitación de la azabache cerró de un portazo.

>> Cálmate, Mikasa no tiene interés en él, te lo aclaró ayer y hoy frente a ese bastardo.<<

─ Entiendo. —Comentó, ahora un poco más tranquilo y con un rostro totalmente estoico. Estaba molesto, un poco.

El capitán suspiró y se acercó a la ojiplata, hasta estar lo suficientemente cerca para darle un abrazo. ¿Por qué lo hacía?

Sentía la necesidad.

Descubrio hace algún tiempo que tiene sentimientos muy fuerte por ella. El lado posesivo del capitán se dejaba ver poco a poco.

La azabache correspondió al abrazo mientras ponía su cabeza en el hombro del mayor, después de el estrés se sintió tranquila pues esos abrazos eran los que le encantaban, a decir verdad.

—¿No está molesto? — Hablo en un hilito de voz, pues no quería que este se enojara con ella. Ella quería a Jeager, eso nadie lo puede quitar, es su familia, parte de su vida, su hermano, pero el amor que pensaba que tenía antes ella por el, lo arrebato el capitán qué la tiene ahora enrollada en sus brazos...

—Antes de que diga nada, quiero que sepa, que si los superiores se enteran de algo, estoy dispuesta a hacerle frente.. Yo solo.. Quiero estar con usted. — Eso último, lo dijo en un tono de voz suave, casi sin sonido, pero audible para el capitán, la menor se abrazaba a él mayor como si dependiera de ese abrazo, como si le hubiera echo falta por tanto tiempo, apretaba las ropas de el contrario de una manera fuerte, y no porque se sintiera mal, si no porque era su forma de expresar lo mucho que lo quiere.

Si bien tenía que medir su fuerza, pues aunque los dos eran Ackerman, con fuerzas y cosas especiales, seguían siendo humanos y lo podría dañar. O así lo pensó en su poca inocencia.

Volteo su cabeza y metió su nariz en el cuello del mayo, cielos, como le habia echo falta ese olor, que solo el desprendia, ese olor que para ella era una combinación de  cipreses, con una pizca de menta, y que decir cuando ese hombre de baja estatura, suda por agitación sexual, su olor se intensifica, volviéndola loca, y eso que solo una vez lo ha sentido así.

—Me encanta su olor.. — Talvez no era el momento, pero sus malditos impulsos le hacían, hacer y decir cosas que no eran de Mikasa, salía una nueva persona en ella. Y es que no solo quería su compañía, siempre quería más que eso.. Mucho más..

No aguanto más olfatear el perfecto olor del mayor, termino por probar un poco de esa piel regia y dersa que la llamaba de ese cuello, que con solo verle quería probarle. Lamio despacio hasta cerrar si boca dejando un leve chupeton, sintiendo el erize de la misma piel y el apreté del mayor a su cintura..

Pero..

>>Será que después que cada discusión, me dejará acercarme de tal manera? <<

No habían discutido ni nada por el estilo, pero si un mal rato para los dos.. Y pensó que si después de cada desconcierto terminarian uno en cada una de sus habitaciones o, simplemente descargando su enojo en ellos mismos, como una pela de Ackerman'S, pero debajo de las sábanas..

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