⁹ I don't want you with me anymore

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El sol se ocultaba, tiñendo el cielo de tonos dorados

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El sol se ocultaba, tiñendo el cielo de tonos dorados. Abby y Barty estaban en uno de los pasillos que daba directo a la Sala común de Slytherin. El aire estaba cargado de tensión, como si una tormenta se avecinara.

Abby cruzó los brazos y miró a Barty con ojos desafiantes.

—¿Por qué no puedes entenderlo, Barty? Regulus es diferente. Es apasionado, seguro de sí mismo. No puedo seguir siendo la misma Abby de siempre. Necesito cambiar para estar a su altura.

Barty apretó los puños.

—¿A su altura? Abby, estás perdiendo tu esencia. Regulus no te merece si no valora quién eres realmente. —su voz temblaba de rabia contenida. —¿Qué pasó con la chica que amaba las estrellas, que bailaba bajo la lluvia? ¿Dónde quedó esa Abby?

Abby lo miró, sus ojos brillando con lágrimas.

—¡Esa Abby no existe más! No puedo seguir siendo la niña soñadora que tú quieres. Regulus me hace sentir viva, me hace sentir especial. —sus palabras eran como cuchillos, hiriendo a Barty en lo más profundo.

—¿Y qué pasa cuando Regulus se canse de ti? ¿Cuando vea que no eres la chica perfecta que crees ser? Abby, él no te ama por lo que eres, sino por lo que aparentas ser.

La pelea escaló. Abby gritó, acusando a Barty de envidioso, de no querer verla feliz. Barty la miró con tristeza.

—No entiendes, Abby. Te amo, pero ya no eres tú. Has perdido la conexión con tu corazón. Regulus no es...

Abby retrocedió, sus ojos llenos de furia.

—No quiero seguir siendo amiga tuya si no puedes aceptar mi felicidad. —las palabras resonaron en el aire, como un eco doloroso.

Barty la tomó del brazo, su voz rota.

—Abby, escucha. El amor verdadero no necesita máscaras ni cambios. No necesitas perder tu esencia para ser amada. Pero si eliges a Regulus, no puedo seguir a tu lado.

Abby se liberó de su agarre.

—Entonces, adiós, Barty.

—Te amo, Abby. —susurró, negando con la cabeza. —Pero ya no eres tú. —dijo por último dando media vuelta, alejándose de ahí, siendo observado por Abby, que poco a poco miraba su silueta desaparecer entre lágrimas.








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Una semana.

Una semana le había tomado a Abby para alejarse por completo.

El viento soplaba con una insistencia cruel, como si quisiera arrancarle los pensamientos del alma. Abby se aferraba al borde de la ventana, mirando el horizonte lejano. El cielo estaba teñido de un azul pálido, como si también estuviera en duelo. Una semana había pasado desde que Regulus se alejó de su vida, y cada día parecía una eternidad.

El recuerdo de su último encuentro seguía atormentándola. Regulus, con sus ojos oscuros y su sonrisa engañosa. Abby había caído en su trampa, había creído en sus palabras dulces y en sus promesas vacías.

Pero ahora, todo había cambiado. Abby se había convertido en un fantasma de sí misma. Sus ojos, una vez llenos de esperanza, ahora estaban opacos y sin brillo. Su corazón, que había latido al ritmo de los susurros de Regulus, ahora estaba roto en mil pedazos. ¿Cómo pudo haberse equivocado tanto? ¿Cómo pudo haber confiado en alguien que solo jugaba con su corazón?

La habitación estaba en silencio. Las paredes parecían retener los ecos de las risas compartidas, de los secretos susurrados en la oscuridad. Abby se preguntaba si algún día podría volver a ser feliz en ese lugar. Si algún día podría olvidar a Regulus y seguir adelante.

Cada vez que Regulus intentaba acercarse, Abby sentía una mezcla de emociones. Por un lado, estaba la ira. La ira por haber sido engañada, por haber sido utilizada como un juguete en su juego de seducción. Pero también estaba el dolor. El dolor de haber perdido algo que nunca fue suyo. El dolor de haber amado a alguien que nunca la amó de verdad.

Abby se repetía a sí misma que merecía algo mejor. No quería ser la segunda opción de nadie. No quería ser la amante de un corazón dividido. Pero, al mismo tiempo, no podía evitar sentir un vacío profundo en su pecho. Extrañaba los momentos felices que compartieron, las risas y los abrazos. ¿Cómo pudo haberse dejado engañar tan fácilmente?

Las noches eran las peores. Abby se acurrucaba bajo las sábanas, tratando de escapar de los recuerdos. Pero siempre estaba allí, la imagen de Regulus, su voz susurrando promesas falsas. ¿Por qué no podía olvidarlo? ¿Por qué su corazón seguía anhelando algo que nunca fue real?

En su mente, Abby se imaginaba un futuro diferente. Un futuro en el que Regulus la amaba de verdad. Un futuro en el que podían ser felices juntos. Pero sabía que eso nunca sucedería. Regulus no la quería con él. No la quería con nadie más que no fuera él. Quizás no la amaba como decía, o quizás nunca lo había dicho. Pero no quería que ella se alejara de él.

Abby se levantó de la ventana y caminó hacia el espejo. Sus ojos reflejaban la tristeza y la confusión. ¿Cómo pudo haberse enamorado de alguien tan equivocado? ¿Cómo pudo haber confundido la pasión con el amor? Pero, al mirarse a sí misma, también vio algo más. Vio la fuerza que había ganado en esa semana de soledad. Vio la determinación en su mirada.

Quizás Regulus nunca la amó de verdad. Quizás solo la quería para satisfacer su ego o para llenar un vacío en su propia vida. Abby se debatía entre la esperanza y la desilusión. ¿Cómo pudo haberse equivocado tanto en sus sentimientos? ¿Cómo pudo haber confiado en alguien que solo jugaba con su corazón?

O quizás, Regulus de verdad la amaba.

𝐋𝐈𝐄𝐒; Regulus Black ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora