Leia una chica común y corriente, humana de gran corazón y nobleza, que la vida le dio un destino despiadado, pues a su edad de 6 años quedó huérfana, desde esa edad vivió con sus tíos quienes maltrataban y humillaban constantemente.
Aldric un espír...
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Después de eso ninguno de los dos toco el tema, Aldric parecía como si nada hubiera pasado, y yo por mi parte seguía arrepintiéndome de aquello que había dicho en un momento sin salida, mi cuerpo sigue debilitándose cada vez más, ya so siento parte mi espalda ni de mis piernas, he estado acostada desde hace dos semanas, Yedenira desde ese día no me habla, Aldric cada vez se ve mas cansado, su mirada es rara, y su rostro ahora es demacrado, aun que trata de sonreír para mi, pero a través de sus ojos puedo ver el enorme dolor que guarda.
No ha vuelto a decir nada sobre nuestro hijo pero siempre que viene a verme mira mi vientre con duda y tristeza, todas las noches viene con Yedenira para lo mismo que beba de su sangre para que nuestro hijo este bien, llego a pensar que por eso que se ve demacrado y cansado, no duerme hasta 5 noches seguidas, siempre observa la ventana con mucha nostalgia. Jamás me había puesto a descifrar tanto su comportamiento, su mirada, guarda tantos secretos en ella.
El reino ya sabe de nuestro hijo, muchos estuvieron de acuerdo otros solamente se quedaron callados, faltan 8 semanas para el nacimiento de mi hijo y es algo que me aterra muchísimo, realmente no me importaría morir, pero el saber que ellos están en riesgo me aterra.
— Aldric — lo llame, el se giro para verme — por favor duerme conmigo hoy si !? — pedí y el me sonrío.
— Mi cielo sabes que no puedo — se acerco a mi.
— Por favor si !? —el se recostó en la cama y yo sobre su pecho, un suspiro cansado salió de él, su corazón latía muy rápido, y su pecho estaba muy caliente.
— Leia — me llamo.
— Hmm.
— Sabes cuanto te amo !? — su pregunta derrumbo mis sentidos, dejándome en un enorme vacío sin respuesta, lo sentía como una despedida de su parte.
— Aldric — trate de levantarme y el me aferro a su pecho.
— Promete que si algo pasa seguirás adelante y nunca te rendirás — su voz era muy tranquila, y mi miedo crecía cada vez más — por nuestro hijo y por nuestro futuro, si!? — esas últimas palabras salieron con tristeza, y una vez dicho eso su corazón dejo de latir rápido para tranquilizarse, como si se hubiese despedido.
— Es una despedida !? — hable entre lágrimas sintiendo su mano deslizarse sobre mi cabello.
