0 9

1.2K 135 82
                                    

Felipe

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Felipe

Mis párpados se separaron con lentitud, y me estiré en la cama, notando la ausencia de Perla a mi lado. Una melodía sonaba por la casa, acompañada por el murmullo de varias voces, logrando despertarme y llamar mi atención.

Sentadome en la cama, dejé que mi mirada se perdiera en un punto fijo durante varios segundos, tratando de entender lo que estaba pasando y tratando mantenerme despierto. La puerta de la habitación estaba entreabierta, y mi atención se centraba en el pasillo iluminado por la luz del día que se filtraba a través de las cortinas.

Incapaz de apartar la mirada, me quedé mirando allí, perdido, hasta que la figura de Matías apareció en aquel pasillo vacío. Su presencia rompió el hechizo que me mantenía inmóvil, logrando destildarme al salir de su habitación y dirigirse hacia el baño.

Queriendo saber que estaba pasando al otro lado del pasillo, dejé que mis pies tocaran la madera del piso, y me puse de pie, saliendo de la habitación, y dirigiéndome al lugar de donde la música y las voces provenían.
Con la cercanía pude identificar la canción que sonaba, 'Si El Amor Se Cae' de Los Cafres. Y no me quedaron dudas de quien era la que estaba pasando música.

Cuando entré en la cocina, me encontré con la encantadora escena de Perla junto a Santi y Juani preparando viandas de fruta. Santi cortaba las frutas con destreza mientras Juani las acomodaba en los tuppers, y Perla observaba con atención mientras cebaba mates con tranquilidad, tarareando la canción que sonaba en el parlante.

Cuando Juani me vio, me sonrió cálidamente, lo que hizo que los otros dos notaran mi presencia. Perla no dudó en acercarse hacia mí, con una hermosa sonrisa que logró robarme mi primera sonrisa del día.

— Buen día, Pipe. — Nuestra mejillas chocaron, inundando mis fosas nasales de el tan rico olor a frutos rojos de su perfume, y sin más volvió a donde estaba antes.

Mientras la observaba alejarse, no pude evitar detenerme en los detalles de su atuendo, intentando hacerlo de forma disimulada. El corto jardinero que llevaba puesto dejaba al descubierto gran parte de su figura, acompañado únicamente por la bikini verde que llevaba debajo. Solo una de las tiras del conjunto colgaba de forma descuidada de su hombro, otorgándole un aire despreocupado y casual mientras se movía con gracia por la casa, descalza y libre, disfrutando del la música y el ambiente tranquilo.

Su cabello, que se encontraba recogido en una colita alta y desordenada, le daba un aspecto natural y tranquilo, pero lo que realmente destacaba era su rostro. A pesar de los ojos notablemente hinchados, probablemente producto de haberse despertado no hace mucho, su expresión seguía siendo radiante y llena de alegría, dejando en evidencia que hoy se había despertado de buen humor.
A mis ojos lucía hermosa. Hoy y siempre.

Me acerqué a la isla donde se encontraban, y tras saludar a los dos chicos, me senté en una de las butacas, recibiendo gustoso el mate de la de ojos verdes.
Mientras los tres discutían sobre que comerianos, me encargue de robar unos pedazos de manzana, que mi estómago vacío agradeció.

𝐓𝐔𝐒 𝐎𝐉𝐎𝐒 | Felipe OtañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora