DIEZ

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Cuando el tren llegó a la estación, la gente empezó a salir a empujones y Jungkook puso a Jimin frente a él y lo sostuvo de su pequeña cintura del joven para empujarlo suavemente hacia adelante, cuidando de que nadie lo empujara o golpeará, junto a ellos iba el grupo de chicas de antes.

—Es tan lindo, probablemente es solo un estudiante de secundaria —el susurro de la voz de una de las jovencitas llegó hasta los oídos de Jimin que bajaban las escaleras de la estación detrás de ellos.

Jimin se volvió para mirar al grupo de jovencitas detrás de él con una amplia sonrisa.

—Gracias —les dijo.

Ante sus palabras el grupo de chicas se congeló y sus ojos rostros se pusieron rojos, Jungkook se apresuró a empujar detrás del rubio y bajar las escaleras para caminar por el pasillo de acceso al Monumento, aún así alcanzaron a escuchar el grito emocionado de las niñas, Jimin giró su cabeza hacia atrás desconcertado.

—¿Qué les pasa? —le preguntó al pelinegro que había soltado su cintura y se movía a su lado tomando su mano.

—¿Por qué les agradeciste?

—Bueno, ellas dijeron que soy lindo —respondió el joven con ingenuidad.

Jungkook sonrió levemente.

—¿Cómo sabes que te felicitan por ser lindo? —volvió a preguntar Jungkook.

Ante sus palabras Jimin se puso rígido y perdió un poco de su confianza, dudando sobre si el grupo de estudiantes  realmente le había dicho lindo.

—Bueno, las chicas me veían a mi cuando dijeron eso ¿O realmente hablaban de otra persona? Kookie ¿dije algo malo? —preguntó angustiado.

Su rostro se había puesto rojo por la vergüenza al pensar que había dicho algo mal, Jungkook lo miró y sonrió.

—Tonterías, no te avergüences, no es como si las fueras a volver a ver —le dijo riendo.

Jimin asintió, pero seguía profundamente avergonzado. Jungkook está diciendo las cosas de manera honesta, sin embargo espera que en el futuro Jimin sea más cuidadoso y que no sea tan malditamente adorable con todo el mundo, ni que le regale su sonrisa a cualquiera aunque sea solo para agradecer, porque eso puede abrirle el camino a personas interesadas y sería más fácil que se acerquen a él.

Ambos entraron a un restaurante de sushi, el pelinegro sabía que Jimin estaría emocionado por la comida desfilando en la cinta transportadora.
Y no se equivocó, los bellos ojos de Jimin se abrieron por completo al verlo, viendo como los pequeños platos con la comida fresca se desplazaban alrededor de la barra.

Cómo había mucha gente y las mesas estaban llenas, les tocó esperar, tomaron su turno y se sentaron en un sofá frente a la barra del buffet.

—Kookie ¿qué es eso? —preguntó señalando las bandejas de comida.

—El sushi es comida japonesa, ¿lo has comido alguna vez? —respondió y Jimin negó con la cabeza.

—¿Es caro? —volvió a preguntar con curiosidad.

—Eso no importa, el restaurante es un buffet libre y puedes comer lo que quieras —dijo el pelinegro con una sonrisa.

—¿Puedes comer tanto como quieras? —preguntó el rubio de nuevo, asintiendo.

—Sí, pero tienes que comer todo lo que te sirvas o te multarán —bromeó Jungkook y Jimin sonrió mientras asentía.

—Oh, si —respondió el joven emocionado.

—Oh, si —respondió el joven emocionado

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