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VEINTISIETE

Después de estar toda la tarde en la oficina, Jungkook salió al anochecer y fue directamente a la pequeña casa de Jimin y su abuela. Al llegar vio las luces del interior prendidas y supuso que la anciana estaría aún despierta, así que tocó la puerta.

—Buenas noches Nana, ¿cómo sigue Jimin? —preguntó en cuanto la mujer le abrió.

—Todavía tiene fiebre, ahora está dormido —le respondió Nana, su voz sonaba tensa.

—¿Puedo pasar a verlo? por favor —le pidió Jungkook.

La anciana guardó silencio un momento antes de asentir y hacerse a un lado para que pasara. El pelinegro se dirigió inmediatamente a la habitación de Jimin con entusiasmo, nada más entrar vio a la pequeña figura que dormía profundamente, sobre su frente tenía colocado una tira de gel anti febril, sentándose aún costado de la cama, usó su mano para apartar los mechones rubios y húmedos que se adherían a su frente y mejillas, mientras Nana lo veía apoyada en el marco de la puerta.

—¿Cuándo fue la última vez que se tomó medicina? —pregunto sin despegar la vista del pequeño.

—Alrededor de las seis —le respondió Nana, mirando su reloj.

—Ya es hora de que tome otra pastilla, lo despertaré —anuncio a la anciana antes de sacudir suavemente el brazo de Jimin, mientras lo llamaba con ternura.

—Mimi despierta, Mimi —los ojos del joven se abrieron lentamente.

—Kookie -habló Jimin con voz ronca.

Jungkook lo ayudó a sentarse, mientras el rubio apoyaba su cabeza sobre su pecho acurrucandose.

—Toma tu medicina para que puedas volver a dormir —le dijo antes de tomar las pastillas que Nana le entregó junto a un vaso con agua.

Jimin obedeció cuando el mayor le pidió que abriera la boca para darle las pastillas que pasó con agua, después Jungkook lo ayudó a que volviera a acostarse.

—Su cuerpo sigue caliente, lo limpiarte un poco para refrescarlo —habló dirigiéndose a la mujer que observaba todos sus movimientos.

Nana lo vio en silencio mientras camino al baño por una palangana con agua y una toalla, para luego verlo limpiar con delicadeza el rostro de su nieto, el cuello y los brazos, mientras que Jimin poco a poco volvió a dormirse.

—Jungkook —lo llamó Nana cuando terminó de limpiar los brazos de Jimin y dejó la toalla a un costado.

—Dime —respondió Jungkook mientras volvía su mirada hacia ella.

—¿Por qué eres tan bueno y atento con Jimin? —preguntó la mujer en voz baja, pero sin dejar de mirarlo a los ojos.

—Jimin es un buen chico, ¿cómo puedo no ser bueno con él? Tu sabes que nuestra vida está llena de oscuridad y la mayoría de la gente que nos rodea no es buena, pero cuando lo conocí, supe que él era algo bueno, alguien bueno para mí, nunca había conocido a alguien como él —respondió sinceramente mientras sus ojos volvían a posarse sobre el joven que dormía plácidamente y pasaba una mano con cuidado sobre su rostro.

—¿Y si algún día conoces a alguien mejor que Jimin, seguirás siendo cariñoso con él y seguirás cuidándolo? —volvió a preguntar la mujer.

—No hay nadie mejor para mí que él —respondió brevemente pero con honestidad, pero sintió en su corazón que algo andaba mal por las preguntas de la mujer.

Nana asintió brevemente antes de volver a hablar.

—Sera mejor que vayas a descansar, estuviste trabajando todo el día y los veo demasiado ocupados a Namjoon y a tí, últimamente -dijo la anciana cambiando abruptamente de tema.