c i n c o.

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Aprender a vivir con su naturaleza, eran las palabras que constantemente le repetía su mamá cada que cepillaba su cabello después de la ducha como un acto de cariño - a pesar de ser un adulto de casi veinte años -

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Aprender a vivir con su naturaleza, eran las palabras que constantemente le repetía su mamá cada que cepillaba su cabello después de la ducha como un acto de cariño - a pesar de ser un adulto de casi veinte años -. Palabras que se repetía cada que se miraba en el espejo de cuerpo completo de su habitación o cada que los cólicos jugaban en su contra haciendo que vomite por dolor.

Pero entonces, ¿Por qué parecía que seguía huyendo? ¿Por qué simplemente no le hacía frente? La respuesta era sencilla; rechazo y acoso. Palabras que de alguna manera van tan bien de la mano que como resultado dan el sufrimiento.

Los finos dedos de su madre recorren cada hebra de cabello con delicadeza, acompañándolo de caricias en sus suaves mejillas que le dan calidez. Sus suaves tarareos relajan el ambiente junto con el sonido del cepillo pasando por su cabello obscuro.

— Cariño, eres hermoso. — comenta la señora Han mientras ve a un inocente Ji Sung de quince años en el espejo del tocador de su recámara matrimonial. — Eres perfecto, recuerda eso. Abraza tu naturaleza y amala, eres especial.

Ese día Ji Sung había regresado de la escuela con lágrimas en los ojos, sus brazos apretando su vientre y su labio temblando por el miedo. Había llegado su periodo sin previo aviso, llegando a sentir pánico en su sistema al pensar en ser descubierto en su nueva escuela. Fue complicado acoplarse a un nuevo ambiente como para regresar de cero a un nuevo lugar solo por un descuido, ese era su temor.

Pero su madre había logrado que aquél terror se borrara de todo su sistema con cariño, abrazos y suaves caricias.

En este momento desearía estar en la recámara de su madre, acostado en su regazo acompañado de los dedos largos de la mujer acariciando su cabeza, arrullandolo con palabras de confort para calmar su ansiedad. Más no obstante solo sentía el frío de la sala de enfermería a causa del aire acondicionado, con el silencio de los pasillos por ser hora de clases y la presencia de un estudiante de cine.

Recogió sus rodillas y las abrazó, juntándose con su pecho para esconder su rostro en el hueco que se formaba en busca de protección. Estaba aterrado; no sabía donde estaba su hermana ni sus amigos, su celular lo abandonó en el interior de su mochila y simplemente se sentía agotado de recogerla de donde estaba.

Observó con atención como Felix seguía en la misma posición, cubriendo sus ojos con su antebrazo, estando su cuerpo boca arriba y estirado, su pecho se movía lentamente a causa de la respiración tranquila, lo que le delataba que estaba en un profundo sueño.

Amaría estar así de despreocupado en esos momentos, que su única preocupación para estar en la enfermería sean los cólicos y no estar escondiéndose del acoso que le esperaba afuera. Lamió sus labios, concentrando nuevamente su mente en las palabras que el chico de pecas le había dicho minutos antes:

Aprender a lidiar con esto, es mi naturaleza y no puedo escapar de ella.

Sería más fácil de llevar si desde un inicio no hubiera sido un cobarde, si no se hubiera escondido, rechazando su condición como si ésta no se lo recordará cada mes o cada que busca sentir placer, sintiendo su único orificio lubricarse en menor cantidad.

Touch too much (LIXSUNG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora