Después De El

5

Taehyung

El molestó ruido de la música por la mañana me despierta, observó al azabache cantando en la cocina sin importarle si me deja descansar.

Nuestras miradas se encontraron y él se limitó a rodear los ojos, mientras que me quedo embobado apreciando los tatuajes en su brazo.

—Debes prepararte el desayuno —dice cortante.

—Buenos días, amanecí bien por si te interesa —le digo irónico—. Creí que tú preparabas el desayuno.

—Preparo el mío. Tú tienes tus dos manos perfectas así que puedes hacerlo por ti mismo.

Simplemente lo ignoré, era demasiado temprano para comenzar a discutir.

Paso a mi lado con una taza de café caliente y un sándwich, volteó como si acabara de recordar algo.

—Mañana volveremos a casa.

—¿Por qué? Creí que estaríamos un mes aquí —digo demasiado sorprendido.

—Ya me canse de tu compañía y te agradecería eternamente si al llegar te largas a la mansión Kim.

—También quieres que les diga que eres el mejor esposo que pisa la tierra.

—Te lo agradecería, cariño.

—Está noche saldré —le avisó demasiado agotado de todas sus actitudes.

—¿Dónde? ¿Hora? ¿Con quién?

—No finjas que te interesa —me levantó para ir a ducharme.

Me detuve asustado cuándo dejó caer la taza al piso y sujetó mi brazo lanzándome nuevamente al sillón.

—¿Con quién carajo saldrás esta noche?

—¡Suéltame! —ruego temiendo que vuelva a golpearme.

—¡Mierda Taehyung! —gritó apretando fuertemente mi rostro—. Dime su maldito nombre… eres mío, solo a mi me puedes montar… solo yo puedo tenerte cerca… tú me perteneces.

—¡Me haces daño! —lágrimas comienzan a descender por mi rostro.

—No llores, cariño —intenta que su voz parezca calmada—. Amor solo quiero saber quien es.

—Solo es un amigo Kook —me tiembla la voz como también el cuerpo.

—¿Amigo? —sus labios rozan los míos haciendo que desee ser besado—. Como lo éramos nosotros.

—No —niego de inmediato—. Solo amigos.

Su mano se mete bajo mi bóxer haciendo que baje todas mis defensas y quede en sus manos corriendo el riesgo de salir lastimado.

—No puedes tener tontos amiguitos —me recuerda—. Jimin era uno de esos que solo querían separarnos así que lo sacamos de tu vida y lo haremos con todos los que interfieran en nuestro amor.

—Kook —jadeo—. Entonces ven conmigo y entenderás que no tiene malas intenciones.

Estaba por llegar al orgasmo y detuvo de golpe sus movimientos lo que hace que me queje, pero sonrió cuando se sienta sobre el sillón quedando solo en boxer y me obliga a montarlo.

—Iremos juntos —sus ojos brillan, pero no de amor—. Ahora muévete.

Me remuevo sobre su pene que está tan excitado que lo siento contra mi trasero lo que hace que deje salir un suspiro.

—Quiero que me folles.

—Entonces déjame follarte.

Levantó unos centímetros mi cuerpo y el azabache baja desesperado los bóxer, me siento de golpe sobre su verga lo que hace que suelte un orgasmo mezclado de placer y dolor.