𝟏𝟎

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Aquella noche, Neuvillette fue consciente de lo que había hecho.

No era su primer beso, no era la primera persona a la que llevaba a su hogar, fuera de manera amistosa o con otras intenciones.

Pero por alguna razón, se sentía extremadamente culpable, no quería decir que se arrepentía de besar a Wriothesley.

Si bien aquel beso había sido completamente agradable, incluso con la torpeza que compartieron. Para el momento en el que Wriothesley abandonó su hogar, sintió cómo si un rayo le acabase de caer.

La electricidad recorrió su cuerpo en una completa sacudida.

Aquellos años en los que se encontró fuera, deseando morir y que nadie le encontrara, estaba decidido a dejar el romanticismo de lado, le daba completamente igual si el amor tocara su puerta, o cualquier cosa que fuera cercana a su definición de amor.

Aquel beso pudo ser como cualquier otro que hubiese dado en su vida, simplemente dejándose llevar por el momento, para luego no volverse a ver nunca más.

Pero este no era el caso, Wriothesley era constante, era como las olas alcanzando la orilla de la playa, por más que el agua se devolviera al mar, igualmente terminaría regresando a la orilla, incluso con más fuerza.

Estaba pensando demasiado y ya se estaba hartando, en el fondo le gustaría pensar sobre aquel beso como un momento mágico, simplemente sentirse en las nubes y sonreír como un completo idiota.

Pero estaba dejándose fundir con el colchón y sus desordenadas sábanas, pensando en el futuro.

Neuvillette no era una persona excepcionalmente sociable o cariñosa, si bien sabía cómo hablar con la gente, a veces parecía borrar ese conocimiento, mantener una relación era complicado, al menos para él.

Mantener una amistad le era complicado, y ahora, mantener lo que sea que tuviesen o llegasen a tener.

Era desesperante.

Se sentía confundido y lleno de sentimientos que parecían comérselo vivo.

Tal vez, si sentía un poco arrepentido, no por besar sus labios ni sentir su calidez.

Si no por las consecuencias que aquello tendría a largo plazo. Después de todo, seguía siendo una persona, no una piedra sin sentimientos.

No estaba seguro si podría soportar lo que conlleva besar a alguien y esperar por más, crear ilusiones y fantasías.

En el fondo de su cabeza, existía aquella remota posibilidad de que tal vez, Wriothesley pensaba que todo fue un momento de intensidad.

Algo sumamente estúpido, luego de que el pelinegro casi le gritara en la cara que deseaba intentar algo más.

Inquieto, se removió en su desordenada cama, su mano fue a parar hasta su rostro, pasando esta de arriba a abajo, con la esperanza de que esos limpiara el exceso de sus pensamientos.

Lentamente se reincorporó, sentando en la orilla de su cama, observó todo a su alrededor sumido en completa oscuridad.

También tenía miedo.

Wriothesley había sido capaz de contarle su pasado, parecía algo que ya ni siquiera le afectaba.

Pero él no era Wriothesley, aún tenía miedo de su propio pasado, temía volver a abandonarlo todo por una mala jugada de su mente.

En el fondo, la culpabilidad lo estaba consumiendo. Recordaba las palabras de su padre, ellos estaban bien con la idea de dejar de lado la vida como juez.

phantom ✧ wriolletteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora