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- Esto no tiene sentido - le mostró Chiara a Violeta el anillo que se acababa de quitar y lo guardó en el cajón de la mesita de noche-. No puedo seguir engañándome a mí misma. Es una relación en la que no estoy implicada. Que no me llena. Y no quiero tampoco hacerle daño a ella, porque no tiene la culpa.

- ¿Y qué vas a hacer al respecto?

- Dejarlo, obviamente. ¿O tú crees que yo puedo volver ahora con my fiancée y hacer como si todo esto no hubiera pasado? ¿Que puedo fingir que todo el amor por ti que tenía guardado no me ha explotado en la cara? Lo peor es que lo sabía - se llevó las manos a la cara.

- ¿El qué sabías? - preguntó Violeta.

- Que esto podía pasar si te volvía a ver. Por eso he sido tan estricta con tener el mínimo contacto desde que lo dejamos. Por eso no quería ir a esa comida. Y por eso no quería, por supuesto, pasar dos días contigo. Ni dar pie a que habláramos del tema. Porque eres mi debilidad. Siempre lo vas a ser.

Violeta suspiró. De alivio, porque ella sentía lo mismo, pero también de tensión por lo mucho que se había complicado la situación.

- No sé si quiero serlo - musitó la pelirroja, reflexionando sobre las palabras de la otra.

- ¿El qué?

- Tu debilidad. Entiendo lo que quieres decir, pero no me gusta lo que implica. En todo caso, yo quiero ser tu fortaleza.

- Vio... - se quedó sin palabras a la altura la inglesa.

- ¿Crees que es demasiado tarde para nosotras? - preguntó Violeta con un hilo de voz y una lágrima asomando.

- Vivi, no he dejado de pensar en ti ni una fucking noche desde hace ocho meses - admitió Chiara-. Mi nueva relación podía sonar muy bien en la superficie, pero ella nunca va a ser tú. Nadie va a ser tú. Y yo nunca voy a ser tan yo como cuando estoy contigo. No puedo permitirme renunciar a eso para siempre.

- ¿No te asusta volver a pasarlo mal? ¿O hacernos daño? - era algo que a Violeta le preocupaba muchísimo.

- ¿Que si me asusta? I am freaking out solo de pensarlo. Pero es que ahora mismo, después de haber intentado por todos los medios que no pasara, sé que volvería a elegirte. Con miedo a perderte y a no ser suficiente, pero a la vez sabiendo que a tu lado me puedo sentir feliz y plena a un nivel que no se puede ni empezar a comparar con nada.

- No quiero que tengas nunca más miedo a no ser suficiente cuando estás conmigo - le acarició la cara-. Y te entiendo, a mí también me pasa. Pero no podemos ser nuestras mayores enemigas. Si volvemos a intentarlo, tiene que ser de una manera mejor. Tenemos que trabajar para que salga genial y realmente valga la pena.

- ¿Por qué siempre hablas tan bien, Violeta? - rio Chiara entre lágrimas-. I hate you.

- You love me - contradijo Violeta.

Chiara se quedó en silencio. Se acercó hasta quedarse a centímetros de su boca.

- You are right. I love you. I always have. And I always will.

La inglesa se lanzó a la boca de la otra, pero Violeta se apartó con mucho esfuerzo antes de que sus labios se tocaran.

- Yo también te quiero muchísimo - susurró Violeta, la inglesa se quedó embobada, asegurándose de guardar ese momento en su alma para siempre.

- But... -se anticipó Chiara a lo que iba a decir Violeta.

- Pero... No podemos hacernos sufrir otra vez. Eso no es una relación sana, ni que pueda durar para siempre - argumentó-. Y eso es lo que yo quiero para nosotras. Que nos queramos bien y para siempre.

- Yo quiero quererte bien - contestó Chiara, dispuesta.

- Para eso, hay que comunicarse. Ser conscientes de que las cosas se hablan, que es todo lo contrario a lo que hemos hecho últimamente.

- Está bien. Trabajaremos eso. ¿Entonces? - alzó una ceja Chiara, acercándose más, si eso era posible.

La inglesa no se conformaba con las palabras, su cuerpo le pedía a gritos cercanía física. Volver a sentir que Violeta y ella podían ser de nuevo una.

- Tenemos que hacer las cosas bien esta vez - puso cordura la pelirroja-. En todos los sentidos. Y tú ahora mismo estás prometida con una persona, que si no me equivoco, no tiene ni idea de lo que está pasando entre nosotras ahora mismo.

- No te equivocas - admitió, borrando su sonrisa por un instante y poniéndose seria-. Y lo voy a solucionar en cuanto volvamos. En persona, creo que se lo merece.

- Está bien - aceptó esta vez Violeta.

- Y ahora, ¿qué hacemos tú y yo? - cuestionó Chiara, dejando un beso en el cuello de la otra y otro en su mandíbula.

- Esperar - agarró Violeta las manos de la inglesa, que empezaban a repartir caricias por su espalda-. E irnos a dormir.

- ¿A dormir? No. Déjame pedirte un pequeño favor. Just one simple favour - pidió, poniéndole esa mirada que sabía era infalible para Violeta-. Creo que estoy en mi derecho.

- A ver, ¿cuál? - demandó la pelirroja, rozando su nariz con la de Chiara.

- Que me des esta noche de adelanto. Please. No puedo tenerte así, después de lo que hemos hablado, de cómo me estás mirando... No puedo darte la espalda y ponerme a dormir - argumentó, liberando sus manos del agarre de la otra, mientras Violeta se lo pensaba.

- Es tentador - admitió, con una sonrisa pícara que derritió a la inglesa-. Pero quiero hacer las cosas bien, Kiki.

- Y yo también. Pero no hace falta tan bien, ¿no? - alargó la vocal Chiara, buscando su cuello para dejar allí un reguero de besos-. No somos robots, Vio...

Violeta se movió para apartarse un poco, ante la protesta de la inglesa.

- Hagamos algo - propuso la pelirroja, seria-. Esta noche dormimos abrazaditas, ¿vale? Llegamos a Madrid, solucionas tus cosas, y yo no te suelto nunca más. ¿Deal?

Chiara le tomó la palabra y se subió a su cuerpo para abrazarse todo lo que pudo.

Aguantó unos minutos así, simplemente abrazadas. Pero al rato le supo a poco y se incorporó quedando frente a Violeta.

- Yo no puedo aguantar sin besarte tantas horas. Adelántame un beso - le puso un puchero-. Solo un beso.

- Un beso lleva a otro. Y a otro. Y yo sé cómo vamos a acabar si... - argumentó Violeta mientras pudo.

Chiara se cansó de escuchar sus argumentos y la besó. Estirada encima de la pelirroja, unió sus labios en el beso más lento que le había dado nunca.

Como si el tiempo hubiera ralentizado su velocidad. Como si no hubiera nada más que las mismas bocas de siempre buscándose. Pero ahora con más razón que nunca. Fue un beso de welcome back home. Un beso de sentir que solo allí era donde realmente pertenecían.

- ¿Qué pasa, Kiki? - preguntó Violeta en un susurro, ya que al separarse de ese beso, la chica se le había quedado mirando como si tuviera luces led en esos ojos verdes.

- Nada - negó con la cabeza-. Que no sé cómo he podido dudarlo. I belong here.

La pelirroja sonrió y apretó el abrazo en el que estaban envueltas. Buscó su boca de nuevo, para dejar un beso dulce, tierno y sentido.

Un beso de I kissed THE girl. And I liked it.

- Fin -

Un pequeño favor | KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora