Mi humano

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Una vez dentro, Esteban parece pensar las cosas con mayor claridad.
no ha pensado en cosas que deberia haber pensado antes, por ejemplo, el hecho de que deben mudarse cuánto antes, Sabe que lo que hizo fue una locura y que indudablemente tendrá consecuencias, lo sabe y de cierta forma siente temor, pero no importa, tiene a Fran bajo su cuidado otra vez, y en esta ocasión no piensa fallar.

se apoya contra la pared sin sacarle los ojos de encima; se lo ve delgado y claramente golpeado, su precioso rostro tiene heridas por doquier. Sin embargo, Fran no deja de sonreirle y parece ansioso, como un cachorrito juguetón

—lamento haber tardado tanto, no sabía como encontrarte, y cuándo lo supe no podía ir allí sin un plan y...

el discurso se ve interrumpido por un abrazo gigante, un abrazo total.
siente lo mismo que ha sentido cada vez que sus cuerpos se rozaron, esa electricidad exquisita, esa antigua sensación uterina, como...si ese fuese su hogar, exactamente eso sentía, Francisco era su retorno al hogar.

como puede, a sabiendas de que las alas deben estar heridas, le devuelve el abrazo soportando la electricidad, y esconde el rostro en su cuello

—te extrañé, Esteban, te extrañé todo el tiempo, pensé en vos todo el tiempo, quería verte, te extrañé

Esteban sonríe y debe refrenar las lágrimas, nunca habia sentido a Fran tan emocionado.

—también te extrañé, y estaba tan preocupado...Enzo nos traicionó, perdón, vos me lo advertiste y yo no supe verlo...

Fran lo interrumpe una vez más, y lo empuja contra el sofá haciendolo caer en él.
Esteban cae sentado sin comprender y ve como el hada se sienta sobre él, a horcajadas, quedando cara a cara

—Fran...—susurra. por primera vez lo nota brillar. pese a sus heridas y sus terribles ojeras, Fran esta radiente allí, sobre sus piernas. sus alas se figuran esplendorosas, su cabello dorado cayendo con suavidad sobre su frente, y sus ojos parecen dos joyas, unas nunca descubiertas.

el hada, como si su apariencia no fuese ya demasiado perfecta e inocente, sonríe profundo, con ganas y una belleza perpetua.

Esteban se siente abatido, rendido a sus pies, a su impoluta hermosura, a toda su magia. se siente de pronto adormecido y entiende que si pudiese morir allí, justo allí, en brazos de Francisco, moriría feliz.

Fran le apoya ambas manos en el agitado pecho sin dejar de sonreír, y lo ve entrecerrar los ojos, ponerlos en blanco un instante

—¿te hago daño?

—daño no, jamás daño—jadea el castaño con un débil hilo de voz, mientras apoya sus manos en las piernas contrarias

las manos que le rozan el pecho escalan ahora hasta su rostro barbudo y lo sostienen con todo el amor del que son capaces.
Esteban abre los ojos y se obliga a mantenerle la mirada, por algún motivo siente temor

—¿qué...

Fran se acerca y lo besa. sus labios son finos y firmes, delicados y fuertes a la vez.
parecen estar húmedos, y en breve se abren dejando salir una lengua hábil que busca el tacto de otra en forma desesperada, mientras sus caderas delgadas comienzan a moverse

Esteban le toma las manos y las separa de su rostro, apartandose

—espera...espera...

Fran abre los ojos y lo observa con temor

—¿hice mal? lo siento, quería...queria darte eso

—no...pero...creo que deberiamos ir despacio, lento...no tenemos apuro ¿no?

5: 𝐞𝐬𝐭𝐞𝐛𝐚𝐧 𝐱 𝐟𝐫𝐚𝐧𝐜𝐢𝐬𝐜𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora