4

37 20 3
                                    

Los señores Benz, a pesar de que a veces eran aprovechados de forma descarada por los pueblerinos gracias a su gran fortuna, eran personas sencillas y amables que procuraban el bien de todos.

Amaban a sus hijos. Estaban orgullosos de Elena por haberse casado con un buen hombre, aunque no supieran cómo estaban las cosas en la casa de ambos. El bebé, Pierre, no daba mayores problemas; era tranquilo, muy pocas veces lloraba, tenía muy buena salud y estaba comiendo bien. Y Lucien, bueno, era complicado.

Siempre estaban al tanto de él, era un consentido, pero también estaban vigilando porque sus comportamientos eran impredecibles. No era normal y lo sabían, ningún niño de cinco años podría odiar tantas cosas, odiar el ruido, los juguetes demasiado infantiles, incluso a otros niños de su misma edad. Las cosas que de verdad llegaban a gustarle eran limitadas, y a veces decía cosas que no eran aptas para que un niño de cinco años las supiera. 

No habían querido ir con algún doctor por los momentos, no querían saber sobre algún diagnóstico de su hijo que los hiciera tener más problemas. 

Esa mañana tuvieron la certeza de que su hijo estaba en buenas manos, la pequeña familia Norwood estaba bien, tenían la confianza suficiente para confiarles a uno de sus tesoros. Al señor Benz le agradaba Estefano, era un niño medianamente independiente y hacía cosas que tampoco era normal que supiera hacer un niño, pero lo respetaba. 

Ambos caminaban en dirección a la plaza; cuando el señor Norwood fue desde temprano a su casa para advertirle sobre lo que sucedería en ese lugar, no dudaron ni un segundo en hacerle caso y dejar a Lucien a su cuidado. 

Y tomados de la mano, se armaron de valor para lo próximo que verían en la plaza. 

Estaban llegando, solo les quedaba por recorrer una calle más. No usaban el auto porque no lo creían necesario para tan corto viaje. Entonces cuando estuvieron cruzando la esquina, se dieron cuenta del gran alboroto que había en la plaza, y que en el centro estaban alzando una tarima, de unos dos metros de alto, de madera bastante descuidada.  

La última vez que el señor Benz había visto esa estructura alzarse en la plaza fue cuando tenía veintidós años y apenas se había comprometido con su esposa. Le aterraba la idea de ver personas en esa tarima, pero era una ley en el pueblo que no debía ser tomada a la ligera. 

Había dos personas encima de ella, fortaleciendo la madera alta en donde poco después colocaron una soga. Sintió un escalofrío recorrer desde su cabeza hasta la punta de sus pies, y por la manera en que la señora Benz apretaba su mano, ella también tenía miedo de lo que sucedería. 

No quisieron seguir demasiado tiempo en medio de la plaza, así que rápidamente caminaron hasta su local, siendo saludados por varias personas que sabían de su existencia en el pueblo.

Agradecieron al cielo no haberse encontrado con el Padre, porque conociéndolo desde hace muchos años, era bastante capaz de invitarlos a ver la horca en primera fila, solo por cordialidad y para ser fiel a ellos, porque obviamente también recibía ayuda económica de los señores Benz cuando iban a la iglesia. 

Por otro lado estaba el señor Norwood, en medio de la plaza mientras veía con detenimiento la estructura de la horca. 

La muerte era algo que presenció por mucho tiempo durante la guerra, no le sorprendía, solo le daba una ligera sensación de pena. Había visto cosas mucho peores cuando estuvo en los campos de concentración; vio a personas siendo separadas de sus familias, amigos y familiares muriendo en manos de militares. Niños secuestrados, quemados, judíos siendo ejecutados de las peores formas posibles. 

Si alguna vez hubiera dicho que era judío, quizá nunca hubiera sobrevivido para contar su anécdota. Y quizá, después de todo, cuando el final de la guerra era algo definitivo, y la noticia de que su amada esposa había dado a luz a su primer hijo, por fin pudo respirar en paz, sin miedo a ser escuchado por el bando contrario antes de que dispararan.

Y si pudiera amarte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora