La Eterna
Lunes, 13 de abril de 1964.En la escuela donde estudiaba Lucien habían adoptado la costumbre de que cada dos meses se realizaban eventos en donde los padres de familia tenían que asistir obligatoriamente. Se había decidido que los diferentes grados tendrían un tema en específico, y los alumnos de grado noveno tuvieron que hacer sus proyectos sobre la naturaleza.
Ese día estaba Lucien en uno de los mesones con un mantel blanco, preparándose para exponer su proyecto el cual también tenía una manta blanca para cubrirlo. Se había esforzado mucho las últimas dos semanas, pero había tenido un resultado positivo, y lo mejor, era que le había gustado a sí mismo.
Lo único que lo tenía inquieto era la cantidad de personas que se habían reunido para ver los proyectos, no recordaba haber visto a tantos padres en años anteriores, quizá era porque no participaba en ninguno de los eventos a decisión propia.
Estaban en la plaza, por lo general hacían todos los eventos en ese lugar para que los niños y padres tuvieran más espacio libre para caminar. A tan solo unas mesas de distancia, Lucien vio a su hermano Pierre con su proyecto en el mesón, se veía adorable tratando de que nadie lo viera hasta que fuera el momento.
Ahora Pierre tenía once años, tenía los mismos rizos rojos y pecas en el rostro, a diferencia de sus ojos que eran cafés oscuros. Quiso saludarlo, pero su hermano nunca miró a su dirección y no quería alejarse del mesón.
El objetivo de los proyectos era obtener puntos extras en las asignaturas de bajo rendimiento, Pierre tendría que hacer su proyecto sobre literatura. Pero Lucien, de tan solo pensar en "bajo rendimiento" algo se revolvía en su interior. Si estaba presentando su proyecto por primera vez desde que estaba en la escuela, era porque había tenido apoyo externo, y lo habían convencido.
Buscó con la mirada a las personas que más le interesaban ver en ese momento de nerviosismo. Estaba muy confiado de sí mismo, pero era inevitable concentrarse con el montón de luces de cámaras, el ruido insoportable de todas esas personas hablando al mismo tiempo y la música.
De repente sintió una mano sostener sus hombros con algo de fuerza, a lo que giró enseguida, y sonrió al ver de quién se trataba.
—Apareces siempre de la nada, no me gusta —indicó—. ¿No deberías estar en el taller?
—Soy tu apoyo emocional, estabas a punto de tener una de tus crisis nerviosas, no lo niegues. Deberías agradecerme, Baker.
Sonrió aún más grande. Y vaya que le gustaba tener a Estefano como apoyo emocional en ese momento. Se guardó las ganas de abrazarlo como tanto quería hacer, pero de seguro el mayor se molestaría con él, y aún no lo asimilaba.
—Deja de llamarme Baker, no respondiste mi pregunta —rechistó.
—Pedí un permiso, no podía perderme el momento en que mi enano favorito decidiera alardear su trabajo aún cuando no necesitaba nada de esto.
—Primero que nada, fuiste tú el que me convenció de hacer esto precisamente para alardear, y deja de decirme enano, te llego a los hombros.
—Pero alardear es algo que te encanta, y a mis ojos siempre serás un enano.
—Ya, basta, basta.
—¿Dónde están los señores Benz?
—No lo sé, también los estoy esperando.
—Por suerte aún tienes tiempo de sobra para poder exponer, ¿verdad? —Lucien permaneció callado unos segundos.
—De hecho, solo faltan algunos alumnos más antes de que vengan conmigo.
ESTÁS LEYENDO
Y si pudiera amarte...
RomanceEn un pequeño pueblo cerca al Bosque Eterno, Lucien y Estefano forjan una amistad inquebrantable desde la infancia. Su vínculo comienza en un lago escondido, donde se encuentran regularmente para pasar el tiempo después de clases. A medida que crece...