1. Desesperación

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Los gritos, asesinatos y venta de drogas eran ultra normales en la calle, después de todo era el infierno. El ver como asesinaban sin pudor y dejaban el cuerpo ahí teniendo que dar un paso largo por encima para seguir caminando era algo más en su vida.

No es como que algo fuera cambiar en el trayecto del trabajo con Valentino al hotel de Charlie, ¿cierto?. Oh pobre pecador, nunca pudo estar más equivocado en su vida llena de prostitución, drogas, engaños y sufrimiento. Lo que le esperaba en esa calle llena de violencia cambiaría su perspectiva de todo.

El cansado Angel Dust no se habría preocupado por los gritos que escuchaba detrás suyo ya qué, es algo normal ¿no?, no ese día. Sus brazos estarían abrazando su propio cuerpo debido al dolor y cansancio junto a que sentía un poco de frío y su abrigo no estaría haciendo su trabajo. Ignoraría que varios pequeños imps lo empujaron para salir corriendo pero el hecho de ver una lanza particularmente reconocible atravesar los cuerpos de esos diabillos le heló la sangre sucia que recorría sus venas.

Sus brazos se apretaron ante él al girarse y ver como miles de exorcistas bajaban del cielo y como otros disfrutaban llenarse de sangre impura dándoles igual si fuese un hombre, anciano, mujer o niño, carajo esto era el infierno, claro que algo como el respeto por los demás nunca existió.

Seguiría su camino al sentirse a salvo pero no fue el caso para su ya infortunada vida. Un exorcista se acercó a él lentamente quitando la cabeza de un imp de su lanza, el que lo mirara fijamente no le estaba dando una buena sensación, no debería porque los exorcistas no lastimaban a los pecadores, ¿verdad?, ¡¿verdad?!

Cuando su mente procesó que por ser pecador no estaba eximido de esta carnicería injustificada no tuvo de otra más que empezar a correr también, tenía cierta ventaja al tener sus piernas largas por lo que podía recorrer más distancia en poco tiempo, ¿pero de que sirven contra unas malditas alas?.
Tomó a varios imps y los usó de escudo para ganarse aunque sean dos segundos más de tiempo pero el exorcista que estaba detrás de su erótico trasero era demasiado terco y por más que le pusiera al mismísimo rey del infierno en frente dudaba que fuese a parar por eso.

Logró meterse a un edificio abandonado y entendió por qué lo estaba, habían varios cuerpos de probablemente la determinación anterior, se había metido en un cementerio y eso no le iba a venir bien. No sabía que hacer así que rápidamente se camufló entre una gran pila de cuerpos, abrazó sus piernas y tapó su boca escuchando los pasos cerca suyo, tenía miedo a morir a manos de un ángel.

Se logró calmar un poco al escuchar silencio, bueno, no del todo ya que los gritos de la calle aún eran audibles pero no había nadie cerca, o eso hubiese querido creer. Un fuerte ardor invadió su espalda baja para luego tener otro en la pierna y sus brazos, ese maldito estaba pinchando esa pila de imps. Mordió su propia mano para no gritar y solo pudo llorar mientras se quedaba quieto esperando al momento que la lanza atravesara su cabeza o cuello pero no fue así.

Volvió a escuchar los pasos alejarse esta vez pero no quiso moverse, no hasta que los gritos que escuchaba se detuvieran, no salió hasta unas horas después cuando el silencio era sepulcral. Al levantarse empujó débilmente los cuerpos y se aseguró que no hubiera nadie, solo pudo ver como los ángeles subían nuevamente dando por finalizado el exterminio de este año. Aún así esperó un poco más para luego salir e irse al hotel lo más rápido posible.

Al llegar y abrir con mucha dificultad esa enorme puerta pudo notar como Charlie y Vaggie miraban la televisión en el canal de noticias para estar al tanto del exterminio, bueno, podría asegurar que había terminado, lo vivió y era un infierno dentro de otro por más irónico que suene, así se sentía.

Obviamente la pequeña niña de papis lo miró, por dentro estaba maldiciendo ya que no quería llamar la atención y estaba muy cansado como para hacerlo en voz alta. La rubia se acercó preocupada pero pasó de ella, incluso la ignoró y su novia no estaba feliz con ello pero ahora mismo le daba igual todo.

Se acercó a su área favorita del bar para pedir un trago a ese felino malhumorado quién dudo en dárselo tomando en cuenta en la condición que estaba. Finalmente tuvo su bebida luego de una corta discusión sin relevancia por lo que ya podría ir a dormir luego de vendarse... Claro si aún tuviera su botiquín lleno, con tantas heridas causadas por Valentino ya su botiquín estaba vacío por lo que no tuvo de otra que pedirlo por más que la acción le irritase.

—Husk, ¿No tendrás un botiquín a la mano?— dijo mientras se apoyaba con cuidado en la mesa del bar al lado de su vaso ya vacío.

—¿Para que lo quieres?— ante esta respuesta solo pudo alzar una ceja y hacer una mueca de indignación genuina, ¿este maldito gato estaba ciego?.

—Whiskas, ¿no vez que estoy perforado por todos lados y no solo en el culo? Hablo enserio hombre— ante esto rascó su cabeza al sentir como iba a quedarse sin paciencia en menos de un segundo más, cuando levantó la mirada solo pudo ver como una caja roja aparecía en las manos del bartender

—Solo aseguraba que no fuese para nada raro—  comentó el felino mientras dejaba esa caja encima del bar y volvía a su probable pasión o único trabajo, limpiar vasos.

Ante esto se escuchó un suspiro viniendo por el más alto, en medio de ese suspiro dijo gracias pero claro, era orgulloso así que no lo iba a admitir en voz alta. Tomó dicha caja y empezó a caminar hacía su habitación donde se encerró y su lindo cerdito fue a su rescate emocional.

Obviamente que verlo levantarse de su larga siesta le hizo sonreír y olvidar el dolor en cada centímetro de su cuerpo. Lo alzó con quejas propias de por medio y lo llenó de besos antes de dejarlo en la cama y quitarse la ropa viendo la carita triste de Fat Nuggets.

—Hoy no fue un buen día y ni siquiera las provocó Valentino— dijo al estar desnudo mientras se acercaba y alzaba a su gordito para poder sentarse en su cama y empezar a vendarse a si mismo, tuvo complicaciones por evidentes razones ya que no tenía ojos en su espalda, pero aseguraba que ya estaría listo. Se llevó a su mascota al baño y ambos tomaron una relajante ducha caliente, creía que al menos eso y un cigarro daría el mejor cierre de día, no es perfecto pero al menos es agradable.

Un perdedor, justo como yo || HuskerdustDonde viven las historias. Descúbrelo ahora