3. Confianza

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Advertencia, contenido subido de tono, no leer si eres menor.

Luego de que Husk se quedara a dormir con él, algo en su perspectiva cambió radicalmente. Algo dentro de él le decía que pasar en compañía con ese no tan amargado felino era entretenido y seguro. Se sentía seguro  con Husk...

Pasaron días desde ese suceso y cada vez que tenía problemas al dormir siempre iba a la habitación de al lado y se acurrucaba entre las enormes alas de ese bartender,  nunca había dormido tan bien en su vida excepto cuando lo hacía con él. Los otros días donde ya pudo dormir solo sin que las pesadillas del exterminio lo atormentara, siguió yendo a la habitación ajena para conversar un poco, beber algunas botellas robadas del bar sin que Charlie o Alastor lo supieran y aunque ninguno les iba a reclamar, hacerlo tenía su cierta emoción. Aprendió trucos de cartas aunque sigue siendo un asco en eso, es más divertido ver a un experto como Husk.

Ciertamente era agradable pero aún así mantenía sus límites, no porque no le agradara sino porque tenía miedo... Tenía miedo de que si se involucrara mucho con él pudiera salir herido como lo hizo con Valentino o lastimarlo a él, es conocimiento general que al estar con alguien dañado nada bueno puede salir de ahí y no quería hacerle eso a Husk, no es como que supiera todo de él porque también se ha guardado sus cosas, suponía que también debió haber sido herido en algún punto de su vida en este infierno pero si no lo decía no lo iba a obligar por más que quisiera saber. No estaba listo para involucrar sus sentimientos.

Ante este pensamiento se mantuvo alejado, ya no iba tan seguido a la habitación de al lado pero siempre se quedaba a tomar unas copas en el bar antes de trabajar, por más que estuviese dispuesto a involucrarse profundamente con Husk, no tendría tiempo ya que Valentino parecía un maldito sabueso, podía oler el cambio de actitud que tuvo estas últimas semanas por lo que le puso el doble de trabajo para que no olvidara que era una perra barata que solo servía para abrir sus piernas y recibir cualquier pene de quién fuese capaz de pagar.


Sabía que Husk pudo notar el cambio pero no recibió ninguna queja, quería explicarle pero, ¿por qué debería? No son pareja como para estar explicándole absolutamente todo aunque por dentro sentía la necesidad de hacerlo, el felino le ofreció su confianza al curarlo y quedarse con él hasta que ya pudiera dormir sin problemas pero seguía siendo un maldito cobarde.

Una vez se haya librado la semana completa por haberse comportado bien como un maldito niño, Val le dio tiempo libre por lo que planeaba arreglar las cosas con Husk.

Por la calle vio un camión de licor el cual no tenía conductor, lo revisó y pudo ver dos botellas de un buen whisky fino así que no lo pensó dos veces y los tomó para luego caminar hacía el hotel, ya era tarde así que imaginaba que cada quién estaría en su habitación. El lobby estaba vacío así que tomó la oportunidad para meterse al bar y tomar dos vasos con un balde de hielo, adoraba tener varias manos por lo que llevar las cosas no fue un problema. Subió hasta las habitaciones y se paró frente a la puerta de Husk sin saber que decir, iba todo decidido pero en el momento de la verdad simplemente se congeló teniendo la mente en blanco.

Por alguna razón el felino le abrió la puerta, no porque lo escuchara sino porque iba a salir quién sabe a que pero fue lo suficiente para hacerlo reaccionar.

—Hey~ Traje un buen whisky y no se si te gustaría tomar un poco— Sonrío mientras levantaba sus seis brazos con las botellas, vasos y el balde de hielo esperando que el contrario le dijera que si, sino, se sentiría muy humillado.

Un perdedor, justo como yo || HuskerdustDonde viven las historias. Descúbrelo ahora