un locutor

231 23 6
                                    

-Nueva Orleans 1920-

Casi a sus 17 el joven ya alcanza la estatura de 1,70 su gran belleza lo acompañaba con su tez morena, siendo uno los jóvenes más codiciados del sitio donde vivía, disfrutaba ya de su trabajo, se había convertido en locutor de radio, su melodiosa voz era una sensación.

Esa noche se encontraba tomando, mientras pasaba notó a una mujer bastante hermosa, según decía su nombre era Diana, ambos bailaron y no paso más de eso, Alastor no tenía interés amoroso hasta el momento, siguió tomando, trago tras trago, pero lo sorpréndete es que no le surgía ningún efecto, aún siendo el trago más fuerte en la zona, llegó la una de la mañana (1:00 am) a lo cual el decidió solo regresar a casa, en ese trayecto andaba divagando.

Paso por un callejón, recordó cuando a su padre lo sacaban borracho de ahí, su padre casi no iba a casa se la pasaba tomando y cuando volvía golpeaba a su madre y lo golpeaba, iba a seguir su camino cuando algo lo detuvo.

-Sueltame por favor

La voz de una mujer sollozando se escuchó, vio un poco más y noto que no se trataba de una pareja si no que un hombre se intentaba a provechar de una chica, camino hasta donde estaba aquel ser y lo miro.

-Sabes, deberías respetar la palabra de una mujer, ella te está diciendo no

El hombre se volteo viendo al joven que tenía los brazos cruzados, cuando esto paso la chica se escapó dejando al querido locutor solo.

Aquel chico no veía bien la cara del hombre, estaba borrosa y no reconocía la voz, algo bastante extraño, solo veía su cuerpo a la perfección era un hombre ya con algo de peso y su ropa estás sucia con vómito.

-¿Te conozco?, hiciste que mi presa se fuera, espero sea interesante lo que vayas a argumentar

El locutor se cruzó de brazos viéndolo con fastidio, el viento se hacía más fuerte y sin pensarlo dos veces Alastor se lanzó encima de su presa cortando su garganta con un vidrio que encontró, cortaba y destrozaba su carne, cabe aclarar que el locutor siempre andaba con guantes así que no temia en que sus huellas quedarán en el arma o en la víctima.

Mato al hombre quitando sus ojos, en ese caso tuvo que adivinar donde estaban, intento arrancar sus manos pero no le fue posible, salió del la escena y se dirigió a su casa, con cuidado de no despertar a su madre se cambió y lavo su ropa, se miro al espejo pero algo lo espanto al punto que saltará para atrás, al levantar su cabeza se veía a el pero había algo diferente, su pelo era de color rojo sus dientes se habían vuelto amarillo, su ropa era también de un color carmesí, unas cosas que parecían orejas y por último unos pequeños cuernos que sobre salían de su cabeza.

Esto hizo que su corazón latiera bastante rápido a razón de miedo de momento, sin quedarse con esa duda levanto su cabeza viéndose al espejo notando que volvía hacer el.

-Creo que tengo sueño o solo este trago me hizo daño, me iré a dormir esto debió ser un malentendido

Se decía a si mismo para ir a la cama y dormir.

Eran las seis de la mañana (6:00 am) sintió como alguien lo sacudía.

-Alastor, cariño despierta por favor

El abrió los ojos y se sentó para agarrar sus gafas, miro a su madre ya viendo mejor, noto como está sollozaba, se sentaba en la cama viéndolo.

-Mataron a tu padre, a noche que salió a tomar lo mataron, solo se encontró su cuerpo con distintas puñaladas.

En ese instante se quedó helado, en su mente paso la imagen del hombre, su rostro ahora sí se podía ver, se puso pálido mientras se sentía mareado, ¿Qué había hecho?, tanto lo odiaba que su mente lo hizo desconocer lo, sabía que debía llevarse aquello hasta la muerte o su madre lo odiaría.

-Madre...¿Me puedes decir con que lo mataron?

-Cerca del crimen había un vidrio roto lleno de sangre debió ser con eso

Aquello comprobó más su teoría el había matado a su padre pero algo estaba bastante extraño, bajo su cabeza ocultando una gran sonrisa, aquello le había creado cierto placer, saber que mato al abusor de su casa, ahora podía cuidar bien a su madre.

-Ire a dormir Alastor, ten cuidado cuando salgas no quiero que algo te pase a ti.

-Claro madre

Fingió estar llorando mientras bajaba la cabeza intentando no reír, cuando su madre salió levanto su cabeza agarrando su pelo, que era lo que estaba pasando por su mente y por su cuerpo, una sensación de placer, una relajación, se levantó y se alistó para ir a su trabajo.

Sabía cómo actuar pero aún así no podía negar que la sonrisa que tenía e ese momento era una de felicidad, por fin eran libres, llegó a su trabajo y se quitó su blazer porque solía hacer calor en la oficina, tomo agua y en el momento en que un pequeño bombillo se puso en verde empezó hablar.

-Buenos días hoyentes de Nueva Orleans, otra vez el asesino a cobrado una nueva vida, lamentablemente se trata de --------- un gran hombre y visto por los demás de un gran padre, dejando eso de lado tenemos otra noticia...

Así pasaron varias horas donde el joven hablaba con tranquilidad sin demotrar algún tipo de felicidad, cuando terminó de trabajar puso de fondo una canción mientras tomaba agua.

Salió de su trabajo y reviso la hora era bastante tarde, llegó a su casa y su madre no estaba bastante extraño la busco por cada rincón de la casa y no la encontró, entró a una habitación siendo atrapado por un hombre bastante grande, quien lo tiró al suelo y amarró sus manos con rapidez.

-¿Quien eres?

La voz del locutor resonó en la habitación oscuro para luego encender luz, estaba frente a su madre.

-Alastor, no te muevas, no quiero que te hagan daño.

Su madre tenía bastantes golpes, morenos y aruños en su cuerpo, lo que nos sabía es que iba a presenciar el acto más atros de placer carnal donde su madre sería la víctima, dejando al joven bastante aterrado por esta práctica, enojado por ver a su madre sufrir de tal forma.

Lo que esconde una sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora