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Retractarse (v.): Retirar legalmente la promesa u oferta de un contrato.


POV LISA.

La tarde siguiente, llegaron las temidas horas mensuales que tenía que dedicar a que los pasantes me ayudaran en un caso.

—Harriet, ¿cómo cree que se debe proceder con el cliente? .— Me recliné contra el respaldo de la silla.

—Mmm… Señora Manoban… —Retorció un mechón de pelo alrededor de su dedo—. Me llamo Hannah.

—Da igual.—repliqué—. ¿Cómo cree que se debe proceder con el cliente en este caso?

—Podríamos subir a su exmujer al estrado para que dé fe de su carácter.

—Estuvieron casados treinta días. —Puse los ojos en blanco—. Y fue hace diez años. —Miré al pasante que estaba sentado a su lado—. Bob, ¿cuál es su opinión al respecto?

—En… en realidad soy Bryan, señora.

—Eres quien yo diga ¿Cómo-cojones-cree-que-se-debe-proceder? .—Estaba investigando sus antecedentes y, al parecer, fue amonestado por destrozar el cortafuegos de su facultad cuando estaba en el último curso. Podríamos empezar por ahí y construir el caso alrededor de su anárquico pasado…

Suspiré.

—Bryan, es nuestro cliente. ¿Por qué íbamos a desprestigiarlo intencionadamente?

Parpadeó.

Volví la mirada hacia la última pasante presente en la sala de reuniones, una chica morena de corta estatura.

—¿Qué sugiere usted?

—¿Ni siquiera va a tratar de adivinar mi nombre? .—Sonrió.

—Hoy me he dado cuenta de que no eres una de las conserjes. ¿Qué se te ha ocurrido?

—Esto. —Deslizó una carpeta sobre la mesa—. Si estamos tratando de demostrar que no violó las políticas de empresa cuando retiró las cuotas iniciales, podríamos utilizar como referencia este caso.

Abrí la carpeta.

Con solo leer la primera línea supe que era un caso que no solo tenía más de cien años, sino que había sido anulado hacía décadas por el Tribunal Supremo.

—Se drogan con la misma sustancia o algo así antes de las entrevistas, ¿verdad? .—Sacudí la cabeza—. Están en la facultad de derecho. Dentro de unos años, el futuro de alguien podría estar en sus manos, ¿y solo se les ocurre esta mierda?

—Con el debido respeto, señora Manoban.—empezó Bryan—. ¿Hay siquiera una respuesta correcta a esa pregunta? Es decir…, ¿no será esto una de esas pruebas idiotas para ver cómo funciona nuestra mente? ¿Existe una respuesta?

—Sí. —Me levanté.

—¿De verdad? ¿Cuál?

—Es que se vayan a su puta casa. —Empecé a recoger mis papeles—. Todos. Ahora mismo.

—Pero…

—Ahora mismo.—repetí, mirándolos.

Esperé hasta que salieron de la sala de reuniones.

En cuanto me quedé sola, solté un suspiro y me senté de nuevo. Sería mejor que fuera Winter quien me ayudara con este caso. No sabía una mierda de leyes, pero estaba segura de que por lo menos intentaría resolverlo.

—Señora Manoban… —Jennie entró en la sala con una taza de café —. ¿A dónde se han ido todos?

—A casa. —Cogí la taza con palpable frustración—. Si quieres, puedes marcharte también.

Una nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora