Condena(n.): Fallar que un acusado es culpable.
POV LISA.—¿Señora Manoban? .—Dos semanas más tarde, Jennie dejaba el café sobre mi escritorio.
Había insistido personalmente en que fuera mi pasante, a pesar de que solo era necesario que la viera para enfadarme.
Me había hecho el propósito de no hablar mucho cuando ella estaba cerca, de no mirarla durante demasiado rato y de ser más cruel que nunca, incluso al punto de resultar desdeñosa.
Le había encargado que se ocupara de mi café, exigiéndole que lo repitiera por lo menos tres veces en cada ocasión, y cada vez que solicitaba mi ayuda, le respondía con un sucinto “Búscate la vida”.
No parecía molesta u ofendida por mi dureza, lo que me cabreaba todavía más.
Había pensado que verla trabajar para mí, sometiéndola a esa presión, conseguiría que mi atracción por ella se desvaneciera, pero se hacía más intensa cada vez que veía su cara.
En especial hoy.
Cuando me puso el café sobre el escritorio, me di cuenta de que sus pezones pugnaban contra la fina tela del vestido color beis, que estaba confeccionado en un género tan sutil que también marcaba el borde de las bragas de encaje.
“Joder…”.
—¿Señora Manoban? .—insistió una vez más.
—¿Qué quiere, señorita Kim?
—Hoy tengo un ensayo importante con el ballet del que formo parte, así que me preguntaba si… —parecía muy nerviosa— si podría salir hoy un poco antes.
—No.
Suspiró.
—De verdad… Tengo que asistir al ensayo. Es en el Grand Hall.
—¿Y?
—Y eso significa.—replicó tras aclararse la garganta—, con el debido respeto, señora Manoban, que es algo importante para mí. El Grand Hall está reservado por lo general para las actuaciones, por eso cuando lo abren y lo permiten utilizar para un ensayo quiere decir que…
No estaba escuchándola.
Quería volver a concentrar la vista en mi trabajo, dejándole claro que la estaba ignorando. Sin embargo, no pude. Estaba demasiado ocupada admirando el contorno de su boca.
—Creo que he hecho valer unas razones legítimas.—por alguna razón, ella seguía hablando—, y como no estoy pidiéndole demasiado, debería dejarme salir antes.
—Señorita Kim, regrese al trabajo.
—Señora Manoban, por favor…
—Vuelva-al-trabajo.—La miré, desafiándola a que soltara cualquier otra palabra con aquella seductora boca—. Su vida personal me importa una mierda. Le pago para que trabaje veinticinco horas a la semana, por lo que va a tener que esmerarse hasta el último minuto, y va a hacerlo cuando yo se lo digo. Por lo tanto, vuelva a su mesa.
Me quedé mirándola durante unos segundos, y no pude dejar de percibir las lágrimas que inundaban sus ojos.
—Al salir puede coger un pañuelo de papel de esa caja.—la invité.
Ella sacudió la cabeza, dio un paso atrás y se dirigió a la puerta.
—Le pediré al señor Bach si puedo salir un poco antes. No quiero faltarle al respeto.
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Una noche
FanfictionMe llamo Lalisa Manoban y soy una de las mejores abogadas de Nueva York. No puedo perder mi tiempo con relaciones románticas, por lo que cubro mis necesidades saliendo con mujeres que conozco de forma anónima a través de una web de ligues. Tengo un...