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Desmentir(v.): Negar la petición contenida en la demanda y que todavía no ha sido probada.


UNOS DÍAS DESPUÉS

POV LISA.

Era oficial: me había vuelto completamente loca.

Estábamos en la bañera.

Jennie se encontraba a horcajadas sobre mí, jadeando, mientras que alcanzaba otro orgasmo. Iba a pasar la noche en mi apartamento por tercera vez esta semana, y ni siquiera tenía sentido fingir que me importaba lo más mínimo.

No estaba segura de qué cojones me estaba pasando, pero Jennie me había conquistado. Se infiltraba en todos mis pensamientos, y daba igual lo que hiciera para recuperar la sensatez, para recordarme a mí misma que esto solo podía ser algo temporal: ella se deslizaba cada vez más profundamente en mi vida.

—¿Por qué estás tan callada esta noche? .—me preguntó.

—¿Es que no puedo estar pensativa?

—No cuando tienes a una mujer desnuda en el regazo.

—Estaba dejando que te relajaras. —Metí las manos por debajo de sus muslos —. ¿De qué hechos intrascendentes de mi vida quieres que hablemos hoy?

—No son intrascendentes.—anunció—. Me gustaría que me hablaras de tu familia.

—¿Qué pasa con mi familia?

—¿Sigue viviendo en Nueva York?

Me reprimí para no apretar los dientes.

—No lo sé.

—¿No lo sabes? .—Arqueó una ceja—. ¿Cómo que no lo sabes? ¿No tratas con ella?

—No… —suspiré—. No tengo padres.

La vi ladear la cabeza.

—Si no recuerdo mal, me contaste una historia sobre tu madre al mes de conocernos.

—¿A qué historia te refieres?

—A la del helado en Central Park. —Me miró a los ojos como si estuviera esperando que le dijera algo—. Me contaste que te llevaba a jugar con otros niños. Era algo que ocurría todos los sábados. Pero que el día que mejor recuerdas es uno que llovía. Al parecer, ella te llevó igual y esperasteis cola durante una hora para tomar un helado de vainilla.

Parpadeé.

—¿Es que la historia no es así? ¿La he mezclado con otra?

—No… —repuse—. Está bien… Es solo que no la he vuelto a ver desde entonces.

—Ah… —Bajó la mirada—. Lo siento.

—Da igual. —Le pasé un dedo por los labios—. No pasa nada.

—¿Puedo preguntarte otra cosa?

—A partir de hoy voy a ponerte una cuota diaria de preguntas.

Hizo un mohín.

—¿Qué significan todas esas L y B de las
imágenes que hay en el pasillo?

Sentí un repentino dolor en el pecho.

—Nada.

—Si no te gusta Nueva York y no te gusta hablar de tu pasado o de lo que perdiste allí hace seis años, ¿por qué has colgado todos esos recuerdos en las paredes?

—Jennie…

—Está bien, olvídalo. ¿Y qué me dices de la cita en latín que tienes tatuada en el pecho? ¿Qué significa?

Una nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora