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Omisión (n.): Omitir una palabra, frase o expresión similar en un contrato, escritura, resolución judicial u otro documento.


POV JENNIE

Asunto:Dongyoon.

No sé cuántas veces más voy a tener que pedirte perdón por hacer que tu “novio” te dejara, cuando, de hecho, no lo siento en absoluto. Por otra parte, quizá debería haber esperado hasta después de que follaras con él, así me apreciarías más.

Lisa.

—¡Agg! .—Lancé el móvil al otro extremo de la habitación, casi tirando el hermoso ramo de lirios que me envió ayer.

Desde que ocurrió lo de Dongyoon la semana pasada, había tenido que lidiar con ella todos los días de una u otra manera.

Por las mañanas, me traía personalmente mi café favorito, y me acompañaba hasta la parada del metro mientras se disculpaba profusamente.

A su manera, claro está.

Sin embargo, yo no le respondía.

Me limitaba a beber el café y a escucharla.

Me senté en el sofá y cogí una bolsa de hielo para ponérmela sobre los hombros.

Estaba contando los días que faltaban para la inauguración mientras me preguntaba cuánto dolor más podría soportar mi cuerpo.

Me miré los pies: estaban irreconocibles, llenos de cortes y ampollas.

Los músculos de los brazos también me dolían y, cuando le dije ayer al señor Ashcroft que necesitaba unos minutos para estirar la pierna derecha, me respondió que entonces él necesitaba a una bailarina que no hiciera eso.

Me estremecí al recordarlo antes de oír que llamaban a la puerta.

—¡Ya voy! .—Me acerqué a abrir, pero me sentí tentada a cerrarla de golpe al ver a Lisa.

—¿Qué quieres? .—pregunté.

—El ensayo empieza dentro de una hora. Vas a llegar tarde.

—No, hoy tengo ensayo por la tarde. Gracias por el interés.

—¿Puedo quedarme contigo hasta entonces?

—No.

—¿Por qué?

—¿Es necesaria alguna razón?

—Solo quiero hablar contigo un rato, Jennie.

—Eso podemos hacerlo por teléfono.

—Has bloqueado mi número de teléfono. —Me miró con los ojos entrecerrados —. Hoy he intentando llamarte… Dos veces.

—¿Y por qué no me escribes un correo electrónico?

—Jennie, por favor… —Parecía sincera.

—Vale. —Le abrí la puerta—. Pero te irás dentro de cinco minutos. Quiero echar la siesta.

Cuando entró, miró a su alrededor, pasando las manos por los cuadros que había en los pasillos.

Se frotó la barbilla, algo impresionada.

—¿Te están pagando tus padres el apartamento?

—No, no he vuelto a hablar con ellos desde que me fui —admití—. Una bailarina retirada de la CBNY es la propietaria del edificio y alquila los apartamentos a las chicas del ballet.

Una nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora