NUEVA YORK
ALGUNOS MESES ANTES…POV LISA.
Estaba allí todo en blanco y negro. En la portada, bien centrado y sin anuncios.
A pesar de que los hechos estaban desvirtuados y que The New York Times se había olvidado una vez más de publicar mi foto, el daño al bufete, Bruschweiler & Hart, estaba hecho. Y sabía exactamente lo que estaba a punto de ocurrir paso a paso.
Había visto muchas veces cómo ocurría en esta ciudad.
Para empezar, los mejores clientes que habían jurado que siempre permanecerían a tu lado llamarían y dirían de repente que habían encontrado otra persona que los representara. Después, los empleados empezarían a presentar su dimisión, pues sabían que trabajar en un bufete que había caído en desgracia sería un obstáculo para sus carreras. Más tarde, llamarían los inversores que, aunque fingirían simpatía, denunciarían públicamente a la firma ante los medios de comunicación y retirarían sus fondos a una velocidad de vértigo.
Por último, desafortunadamente, estaba segura de que me convertiría en otra exitosa abogada que había arruinado su carrera antes incluso de que pudiera despegar.
—¿Cuánto tiempo más tienes pensado seguir acosando a Lia? .— preguntó el investigador privado que había contratado y que caminaba a mi lado.
—Es mi hija. No estoy acosándola.
—Doscientos metros. —Encendió un cigarrillo—. No puedes acercarte más.
—¿Están tratándola bien esta semana?
Suspiró y me entregó un montón de fotos.
—Guardería privada, las primeras clases de ballet y fin de semana en el parque, como puedes ver. Está bien.
—¿Sigue teniendo pesadillas por la noche?
—A veces.
—¿Todavía llora porque quiere verme? ¿Aún…?
Dejé de hablar cuando los ojos de Lia se encontraron con los míos entre los columpios. Dio un chillido, saltó al suelo y corrió hacia mí.
—¡Mamii! ¡Mamii! .—gritó, pero la detuvieron antes de que se acercara más.
La llevaron en volandas al interior de un
coche justo cuando se ponía a llorar.“¡Joder…!”.
Al instante me senté en la cama, dándome cuenta de que no estaba en Central Park, no estaba en Nueva York, sino en Durham, Carolina del Norte, y acababa de tener una pesadilla.
Al echar un vistazo al reloj de la pared, vi que apenas era la una. El calendario que había encima solo confirmaba que llevaba demasiado tiempo viviendo allí.
Ahora ya no me valía de nada la investigación que había realizado seis años antes para sopesar los pros y los contras. No servía lo que había averiguado sobre la trayectoria de los bufetes más importantes o los perfiles que había seleccionado en Date-Match. El apartamento que me había comprado apenas ofrecía lo que anunciaba, solo quedaba una firma digna de mi tiempo, y el mar de mujeres que podía tirarme disminuía día a día.
Apenas unas horas antes, había acudido a una cita con una que decía ser profesora en una guardería con inclinación por el color rojo y las novelas históricas. La realidad me había mostrado una mujer daltónica que me doblaba la edad, que solo quería recordar lo que se sentía cuando se tenía a mano una buena polla.
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Una noche
FanficMe llamo Lalisa Manoban y soy una de las mejores abogadas de Nueva York. No puedo perder mi tiempo con relaciones románticas, por lo que cubro mis necesidades saliendo con mujeres que conozco de forma anónima a través de una web de ligues. Tengo un...