Obligado. Benedict Bridgerton Fan Fiction

Nueve.

"¡Estás fuera de tu mente!" Dijo tomando mis brazos, alterado.

"No lo estoy, lo juro, quiero ser suficientemente buena para él cuando nos casemos" seguí con mi mentira.

"Eso que me pides es algo que debe hacer él" replicó.

"Muéstrame, nadie va a juzgarme si mantengo relaciones con mi esposo" supliqué.

"Él será tu esposo, seguramente será más feliz de tomar tu virginidad" se alejó con la mandíbula trabada, no le gustaba nada mi ofrecimiento y seguramente era porque no sentía deseo por mi, había visto cuántas mujeres hermosas se le aproximaban, podría tener a la que quisiera.

"Es por el bien de ambos, nos divorciaremos con tu idea, que no haz querido decirme y podrías tener otras mujeres, vivir tu vida de antes yo estaré con lord Dank, mi verdadero amor..." supliqué y el me miró "Benedict, por favor..."

"No" sentenció y salió de la habitación.

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Cuando diciembre llegó y Benedict seguía sin hablarme, apenas mirarme y lord Dank seguía sin aparecer, supuse que sería el fin de todos mis planes. Tenía casada 9 meses, debía de estar por parir a mi primer hijo, cuando menos esperándolo ya y ni siquiera había perdido la virginidad, Benedict volvía cada noche a casa, ni siquiera habíamos regresado a su casa en el campo, seguíamos en la ciudad donde se iba muy temprano por la mañana y volvía muy tarde por la noche, aunque siempre regresaba, yo sabía muy bien que seguramente tendría una amante, jamás intento tocarme, desde el día de mi "grandiosa idea" ni siquiera podía mirarme.

Los domingos paseábamos por el parque, brazo en brazo sin hablarnos, guardando una apariencia, la familia Bridgerton no dejaba de invitarnos a comer, mi hermano había viajado mucho últimamente... Navidad se acercaba y yo no podía ser más desdichada.

"He recibido una carta" anunció Benedict en la cena, jamás se perdía una comida conmigo, aunque ni una palabra saliera de nuestras bocas en todo el tiempo.

"¿De quién?" Se me revolvió el estómago.

"De tu padre" carraspeó antes de continuar "Rafe viene para Navidad" dijo, "los he invitado a pasarlas aquí, ¿te parece bien?" Luego de tantos días de incertidumbre en nuestra relación, de extrañar a mi familia, de cuestionar mis decisiones y de silencio entre nosotros, me daba la mejor noticia del mundo y, aunque estuviéramos en polos opuestos de la mesa, me levanté para abrazarlo con fuerzas y esconderme en su cuello.

Benedict siempre olía a jabón, a carboncillo y pintura, un aroma que añoraba luego de tanto tiempo distanciados.

"Lo siento, lo siento, ya no quiero pelear más" dije desde su cuello mientras el acariciaba mi espalda y expulsaba a la servidumbre para que no vieran a la "señora de la casa" en mi estado.

"Shh, shh, shh" me silenció, como siempre lo hacía cuando yo comenzaba a desvariar.

"Fue la idea más estúpida, yo no sabía lo que decía, estaba emocionada y quería saber más y aprender y..." cuando menos lo había pensado sus labios estaban sobre los míos en lo que apenas parecía un beso, dudoso, pero no forzado, suave y gentil como siempre era Benedict, con sus manos en mi espalda, firmes pero sin sobrepasarse, no pude evitar compararlo con el último beso con lord Dank, cuando sus manos acariciaron mi cuerpo y repetía que yo lo quería. Me separé a regañadientes de sus labios.

"¿Por qué ha sido eso?" Pregunté y sonrío, la sonrisa que me gustaba.

"Dos cosas, no sabía cómo silenciarte y comenzaremos tus lecciones si aún así lo deseas" explicó.