No había podido ser feliz porque estaba tan inconforme.
Aquello que no tenía en mi vida, me impedía disfrutar todos aquellos regalos con los que ya contaba.
Pedía tantas cosas ¿Qué era lo que realmente quería?
¿En qué momento me cambió la perspectiva?
Antes cada noche suplicaba por obtener algo más, me sentía tan vacía.
Ahora solo agradezco.
Agradezco estar aquí, estar viva y sentir el aire frío en mis mejillas, poder abrigarme, sentir calidez arropada en mi lugar seguro.
Agradezco aquello que mi presente más maravilloso.
Noté que aquello que es para mí lo más importante es tan pequeño. Que existencia tan preciosa.
Perder todo hizo que me percatara que puedo ser feliz con las cosas más insignificantes, porque hasta poder atarme el cabello es una bendición.
Escribir en mi libreta, imaginar personajes que se vuelven parte de mí, leer hasta la madrugada, apreciar cada pequeña acción de mi gato, sentarme en este gran árbol, apreciar aquellos inocentes que me vigilan con curiosidad, el viento haciendo mecer las hojas...
¿No tengo nada?
Lo que me torturaba antes, sabe tan dulce ahora.
¿A dónde deseo ir?
Mi paso por este mundo ha sido insignificante, pero incluso si dejara de existir esta noche estaré presente en el árbol que planté, todas estas letras que escribí, las pequeñas vidas que pude proteger.
Entonces...
Que esté aquí ahora ¿Tiene sentido?
...
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Relatos Cortos
RandomAquí compartiré diversas voces que cada cierto tiempo llegan a mi mente pidiendo que les permita existir en forma de letras...