La noche empieza a caerme encima con su peso infinito que se va acomodando sobre mi pecho con sus miles de estrellas y astros que para mi hoy no brillan. Solo pesan.
El oxígeno me abandona, la paranoia sube por mis piernas, recorre mi cuerpo como arañas.
Nuevamente el miedo está tomando el control, la muerte quiere consumirme.Mi ataud es un vagón hecho de madera, está teñido de hoyin y blanco de la cal desgastada por el paso del tiempo.
Estoy esperando esa persona que venga, recorra el campo abriendose paso entre las espigas del pasto, bajo las intensas luces del cielo nocturno. Por favor, necesito que me cubra y me salve.
No quiero despedirme aún, todavía anhelo sentir el olor del ganado en mis manos, montar a caballo por los montes, acostarme bajo los árboles y correr por los potreros. Pero el futuro en cada suspiro se hace más improbable.
Hace unos minutos perdí la esperanza de escuchar su voz y salir a recibir a quien viene a protegerme de la filosa soledad.
Así es, voy a enfrentar las horas nocturnas sin ella, acompañada de mi valentía que solo existe en mi mente... O tal vez simplemente moriré en mi austeridad.
Imponente, preciosa, pesada y fría noche, mañana será un hermoso día o una tranquila eternidad.
...
Diciembre 05/2023
La soledad sin duda es parte de mi existencia.
ESTÁS LEYENDO
Relatos Cortos
CasualeAquí compartiré diversas voces que cada cierto tiempo llegan a mi mente pidiendo que les permita existir en forma de letras...