Veneno

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Despertó

Sus ojos color carmín se abrieron de golpe, como si hubiera despertado de forma sobresaltada de un horrible sueño...

Sueño... si así es la forma a la que se le podria llamar a dormir con los ojos abiertos y el alma inconciente.

Su cuerpo tenso descansaba boca abajo en el suelo, incluso podía sentir la fría sensación del piso bajo su pecho, pero nada era peor que encontrarse con una sensación viscosa bajo su rostro.
Era una mancha... seca, desagradable, adherida a su piel, escurríendo desde su nariz hasta el piso, provocado quizá por un golpe, o una hemorragia, realmente no lo sabría nunca.

El punzante dolor de cabeza y una leve tos fueron su única respuesta a su situación.
Sus ojos y sus pensamientos mareados se mezclaban al unísono, al tiempo que sus extremidades trataban torpemente de moverse hacia adelante, tratando sin esfuerzos de ponerse boca arriba, con la ciega esperanza de encontrarse con el techo de su habitación, la antigua habitación donde solía dormir en la casa de sus padres, pero eso ahora era un recuerdo que jamás podría volver a vivir.

Unas manos fornidas le tomaron del torso con algo de fuerza, levantándole del suelo de forma poco cuidadosa, llevándole a otra parte de la habitación. De aquellas manos, provenían unos ojos verdes brillosos, espiando y saboreando la carne fresca de su presa.
Kaveh ni siquiera pudo defenderse o girar al menos su cabeza para ver el rostro de aquella persona, tan solo se dejó llevar por este, como el cuerpo muerto que podía decirse que era.

Sus ojos desorbitados vieron al principio un techo metálico deformado, viendo como este iba tomando la forma del verdaceo techo de la casa de Alhaitham, sus ojos se abrieron de par en par al darse cuenta de que en realidad estaba en un lugar conocido.

La mancha obscura había desaparecido de su rostro.

Quizá....
Todo era un malentendido....
Quizá....
Todo iba a estar bien.

– A-alhaitham...

El hombre de los brazos formidos dirigió la mirada hacia el joven rubio, depositandole con cuidado sobre la fría silla metálica, limpiando la sangre seca de su rostro con mucha delicadeza, empezando disimuladamente a revisar los signos vitales de Kaveh, comenzando por sus pulsaciones.

"Buenos días, Kaveh.
Espero que hayas dormido bien."

Los delgados dedos del escriba cortaron las ataduras de Kaveh con unas tijeras afiladas, las cuales se deslizaron con cuidado entre su piel, liberandolo de aquella presión. Sus dedos se estremecieron levemente, sintiendo como la sangre iba regresando lentamente y aquel desagradable color morado se iba disminuyendo.

Aquella sensación en sus muñecas y tobillos fue prácticamente momentánea, pues Alhaitham volvió a atarle, está vez haciendo un mayor esfuerzo, pues kaveh comenzaba a moverse un poco, pero sus movimientos eran suaves y manipulables, no parecía estar conciente en lo absoluto y apenas estaba despierto.

Anteriormente, Alhaitham le había inyectado un sedante muy fuerte en el cuello, el cual había dejado una desagradable herida provocada por el aguijón, producto del forcejeo que hubo entre ambos antes de inyectarlo.

– ¿Me reconoces, Kaveh? ¿Sabes dónde estás?

Los ojos rojizos de Kaveh buscaban una respuesta, pero de su boca ni siquiera podían salir palabras lo suficientemente coherentes como para siquiera formular una pregunta.

Alhaitham tomó cuidadosamente el rostro de Kaveh y revisó la herida que había dejado el aguijón de la jeringa en el cuello del rubio. Aquel sedante había sido lo suficientemente fuerte para atontarle por casi toda la noche y había facilitado considerablemente el translado del arquitecto. Alhaitham sonrió de forma tierna al ver que tan solo se había inflamado un poco y la presencia de sangre era soportable.

𝑫𝑼𝑳𝑪𝑬 𝑫𝑹𝑶𝑮𝑨 // ᴋᴀᴠᴇᴛʜᴀᴍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora