˘ᵕ˘ ‧₊˚ El solo tenía antojo
de esos ricos pastelillos
de chocolate, nunca espero
que regresaría a su departamento
con un omega que no
paraba de llorar.
⌮┊Taehyung top
⌮┊Jungkook bottom
⌮┊Drama, angst, omegaverse, fluff, soft
⌮┊Mención de...
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No establecía limites en sus relaciones porque no sabía cómo hacerlo sin parecer tan impositivo, aquella vez no fue la excepción, por eso lo llevo al caos y termino por desconocerse, odiaba que alguien más provocará todo ese desbalance en su vida, que llegarán como si nada e hicieran con él lo que les placía.
La mayoría lo tomaría como una persona torpe e ingenua, pero la verdad es que nunca había sido nada de ello, solo que sus oídos y cerebro estaban conectados para crear de si un verdadero desastre, creyéndose a si todo lo que los demás podían decir del el restándole importancia a lo que él pensaba de sí mismo. Deseaba con todas sus fuerzas poder ver lo que sus personas íntimas podían ver, anhelaba con todo su ser dejar de pensar tan mal de sí mismo, le pedía a quien sabe quién que pudiera borrar la mala imagen que tenía de todo lo relacionado con él. Lastimosamente en el camino se encontró con alguien que terminaría por destruir lo que ya se encontraba destruido.
Taehyung no tuvo el privilegio de poder ser un niño afortunado, tampoco pudo tener una adolescencia y juventud normal, siempre había algo que arruinaba su proceso de sanación, es por ello por lo que prefería cerrarse a la idea de empezar de nuevo y en su lugar seguía de la misma forma para evitar convertirse de nuevo en una bola de caos.
Su vida había dejado de importarle y por lo tanto su rutina era devastadora, lo último por lo que podía preocuparse era por alimentarse correctamente así que cuando en el apareció ese estúpido antojo decidió cumplirlo sin importarle si pudiese dormir después.
Por su mente jamás había pasado la idea de cambiar su vida radicalmente, así que cuando se dio cuenta que había conectado con su lobo y este a su vez con el del contrario se percató que de verdad tenía ahora una oportunidad de comenzar con su vida, de restaurar lo roto y curar a su pequeño lobito que habitaba en él, cuando conoció a Jungkook pudo ver una luz al final del túnel que le confirmaba que su vida no estaba perdida.
Que ahora sí era su momento de brillar al máximo y ya nada lo detendría.