Capítulo 3

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Dahlia.

Termino de perfilar mis labios cuando unos nudillos golpean la puerta de mi habitación.

— ¿Puedo pasar, sorellina?.

— Sí— Alzo la voz para que me escuche a través de la madera mientras cierro el labial rojo.

La puerta se abre dando paso a la esbelta figura de mi hermano mayor, Luca. Su presencia impone sin necesidad de abrir la boca, con su traje Versace de color gris y su ancho porte.

Avanza a paso firme hasta colocarse detrás de mí en el tocador. Huelo su colonia; bergamota con algo de madera. Es uno de mis olores favoritos de siempre, me transmite seguridad.

— ¿Estás lista?— Coloca sus ásperas manos sobre mis hombros descubiertos— Los invitados están llegando.

A través del espejo me fijo en cómo contrastamos, sus manos llenas de tatuajes sobre mi piel impoluta. Somos hermanos de sangre pero no nos parecemos en casi nada. Mientras que Luca es como la versión joven de nuestro padre; con el pelo negro y mirada oscura. Yo me parezco a mamá; con el pelo marrón chocolate y los ojos color miel. Lo único que ambos tenemos en común es la piel aceitunada, heredada de mamá.

— Sí, ya he terminado— Se hace a un lado para que pueda retirar el taburete y ponerme de pie.

Sube una de sus manos a mi cabello recién alisado y lo acaricia, un gesto familiar. Lo hace desde que era pequeña.

— Está muy guapa, sorellina.

Al igual que llamarme por ese apodo, que significa hermanita en italiano.

— Gracias— Le sonrío, aunque no me siento para nada feliz.

Él lo sabe y por eso está aquí. Luca no aprobaba el matrimonio concertado, al menos, no tan pronto. Sin embargo, no podría oponerse aunque quisiera, cuando Angelo Maroni toma una decisión nada le detiene. Es implacable. Ni siquiera mi hermano es capaz de llevarle la contraria.

— A mamá le habría gustado verte hoy.

Siento una punzada en el corazón ante su mención. Han pasado siete años desde su muerte pero aún es una herida que no he cerrado, y creo que nunca lo haré.

— Ella no estaría de acuerdo con esto. Tú lo sabes.

Su mandíbula se tensa, suelta mi cabello y se aleja un par de pasos.

— ¿A dónde fuiste anoche?— El cambio repentino de tema me deja desprevenida. ¿Anoche?.

No puede ser. Estaba segura de que nadie se había enterado, papá estaba durmiendo y mi hermano no estaba en casa.

— Sé que te escapaste— Continúa al ver mi rostro descompuesto.

— No sé de qué me hablas.

— Saliste de fiesta con tus amigas, ¿me equivoco?.

¿Él estaba allí? Dios, creo que voy a desmayarme.

— Sí...— Murmuro sin asumir aún la pillada.

Una sonrisa lobuna se dibuja en sus labios.

— Respira, sorellina. No voy a decirle nada a papá.

Suelto el aire que estaba conteniendo y le suelto un manotazo en el hombro:— Casi me da algo por tu culpa.

Steel Heart [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora